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“Nací así, me amo así, luché y lucho siempre”

“Nací así, me amo así, luché y lucho siempre”

Desarrollar oficios siempre exige habilidades y esfuerzos, pero en algunos casos, estos tienen otra vez un plus de sacrificio y perseverancia, como el caso de una peluquera muy laburadora, que no tiene una de sus manos.

“Nací así, me amo así, luché y lucho siempre sin tener una mano, nunca para mí esto fue un impedimento, sino que de ello sacaba fuerza para seguir adelante, como ahora que soy peluquera y hacer las cosas para mí es fácil porque estoy acostumbrada”, dijo Blanca Lila Gómez, la doña peluquera.

Desde niña pasó por malos ratos, ya que en la escuela no faltaba quien se burle de ella por la falta de una de sus extremidades. Fue duro pero se aceptó a sí misma y ahora asegura que para ella es normal, como si fuese que no le falta nada.

“Cuando niña sufrí mucho, ni a la escuela me quería ir. Con el tiempo comprendí mi situación, para mí es algo normal.

Es como que tengo todo mi brazo porque yo así me sentí, así crecí y así me acepto”, dijo Blanca, quien desde hace 8 años entró al mundo de la peluquería.

Mucho tiempo trabajó siendo empleada doméstica, ya que tenía hijos que mantener prácticamente sola, fue así como su ex patrona, que era profesora de peluquería, le empezó a dar los primeros pasos en el mundo de la belleza.

Hoy, gracias a eso le va muy bien en su laburo y hasta tiene clientas que siempre la llaman para acceder a sus servicios.

“Empecé siendo manicurista, trabajé en una peluquería tres años por ahí. Empecé a hacer de todo poco a poco, pero lo que siempre me costó fue hacer brushing porque se usan las dos manos y me las ingeniaba, ponía con cinta scotch para atajar el secador y peinar (risas), pero seguía así”, contaba Blanca, emocionada con solo recordar ese momento.

La vida no fue fácil para ella, ya que las circunstancias no fueron las mejores, pero asegura que no se quedó de brazos cruzados gracias al apoyo y contención que le daba su mamá de niña, quien le hacía comprender que el no tener un brazo no es dificultad sino todo lo contrario.

Cuando niña rezaba para poder tener parte del brazo que le falta

Blanca es un gran ejemplo de superación. Resaltó que cuando niña antes de dormir siempre le pedía a Dios para que al despertar le salga la mano, situación que nunca pasó pero en medio de su inocencia nunca perdía la esperanza.

“Yo cerraba mis ojos y pedía, pedía y al amanecer antes de abrir mis ojos me tocaba para saber si ya tenía (risas). Nunca pasó, pero una en medio de su inocencia y deseo pide”, decía Blanquita, quien hoy es admirada por muchas personas.

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