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Abogado, mozo, jardinero… y un final inesperado

Abogado, mozo, jardinero… y un final inesperado

Los suyos no pueden hasta ahora creer que ya no está. Que ese rostro sonriente que regalaba vida en las malas ya no los reconfortará. Que esos abrazos cargados de amor y seguridad se apagaron para siempre. Que Juan Guillermo Ortega partió, y su familia, con el corazón partido, aún no puede entender por qué.

“Él era nuestro protector, él es mi hermano mayor. Él le quería mucho a mi mamá, hasta se despidió de mamá. Ayer en la mañana, él estaba en la última fiesta de carnaval trabajando y saliendo de ahí se fue junto a mi mamá en el mercado, donde ella trabaja, y le recomendó que tome agua”, contó a Crónica Adelaida, su hermana, quien avei agregó que era una persona superalegre que lo más le gustaba era compartir con la gente, mucha gente vino en su velorio a homenajearle.

Se recibió el año pasado y debía jurar en abril.

 

Sus sueños se apagaron con él cuando falleció en un accidente de tránsito en la madrugada del miércoles, mientras iba a su casa a bordo de su motocicleta.

“Él trabajaba por las noches y los fines de semana lo que era mozo, cuando con su equipo recibían invitaciones para eventos y eso. Por las mañanas y por las tardes se dedicaba a corpir el pasto”, dijo Adelaida.

Él era había sido el tercer hermano de seis hijos, vivía con el amor de su vida, pero nunca, nunca se olvidó de su familia y mucho menos de su mamá.

Sobre cómo se lo recordará, la hermana no dudó en dar adjetivos que definen a toda buena persona… “Sonriente, amable, servicial… Esa es la manera en la que siempre vamos a recordar a ‘Marrone’ (como le decían)” contó Adelaida.

Él trabajaba como mozo y hacía otras “changuitas” con la mayor buena onda posible, la platita que ganaba la invertía en sus estudios, su sueño era ser abogado, logró recibirse el año pasado, en abril próximo debía jurar junto con sus compañeros para poder ejercer su profesión.

 

Lo que venga de trabajo hay que agarrar

“Él del trabajo nunca tenía miedo, decía luego que lo que venga habría que agarrar, desafíar. Yo me acuerdo que le pregunté ¿ahora te vas a dedicar a trabajar en tu profesión? Y me dijo. Mirá lo que venga, si a mí me toca carpir o ir de mozo o la parte de abogacía, lo voy a hacer.

Él siempre hizo sus trabajos con mucho cariño. Era muy carismático, daba todo de sí, no tenía problemas, hasta hacía turnos dobles a veces para no fallar con sus jefes”, omombe’u a Crónica su hermana “Ade”.

 

Una despedida cargada de gran emoción

Más allá de todas las lágrimas derramadas por el gran dolor que todos sentían al tener que despedir a su gran amigo, los compañeros de trabajo tuvieron un gesto impresionante que hizo imposible evitar sentir aún más emoción en esta partida que caló hondo en el corazón de los presentes.

Vestidos con sus atuendos de trabajo, se hicieron presentes en la iglesia Bautista Jesús la Nueva Vida, de Pedro Juan Caballero, donde vivían, para acompañar a su amigo hasta el altar en el que se le dio la cristiana despedida de cuerpo presente.

Los aplausos en su última morada significaron un adiós que muchos se resignaban aún a dar al querido “Marrone”.

 

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