¿Te imaginas tener un lápiz que cuando se haga superchiquitito pueda plantarse y crecer en forma de lechugas o tomates?

Esta es la brillante idea que Alicia Kaiser Schinini está implementando, después de que en las redes sociales mucha gente preguntó si acá no se vendía el producto, que es popular en otros países y que se volvió viral.

“Mucha gente me preguntaba si no conocía dónde se vendía. Yo me dedico a las ventas y no sabía. Entonces se me prendió la lamparita y dije: ¿Por qué no hago yo misma? Y ahí empecé.

Cuando le comenté a la gente que iba a hacer al toque comenzaron los pedidos. Tengo muchísimos y tengo que apurar porque son muchos ya”, contó Ali, que va a ofertar desde hoy sus lápices en su página de Facebook “DHF Online”, a un precio bastante accesible.

Además de los lápices jarýi, Alicia también hace “tarjetas plantables”, que son con papel 100% reciclado.

“Las tarjetas, por ejemplo, son para escribir feliz cumpleaños en ella y regalar con algo. Además viene con semillas de melón”, he’i la mitãkuña emprendedora, que contó además que armar las tarjetas le lleva tres días más o menos porque se preparan por plancha y tardan en secarse.

Avei omombe’u que sus lápices son de madera ecológica, upéa he’íse que es amigable con la naturaleza. Cada lápiz y tarjeta viene con instrucciones de cómo hacer para plantar la semilla, te cuenta qué le gusta y qué no, en cuánto tiempo brota y cómo hacer para cuidarle y regarle por no ipirupa.

Cómo vienen las semillas en el lapicito’i

“La verdad que si llevás muchos, por ejemplo, ya tenés para hacer una ensalada”, he’i Alicia.

Las semillas no están dentro del lápiz, estas están en la parte de arriba, en una capsula’i, que cuando terminás de usar, así cuando ya no tiene más punta para sacarle, enterrás en la tierra.

“Las semillas que yo uso son traídas de Israel, y son todas de rápida germinación. Son de un kit de supervivencia que se usan allá cuando ya no hay suministros, según me explicaron”, comentó Alicia.