Se conocieron hace muchísimo tiempo, llevaron una vida de casados durante 36 años, fruto del amor que había entre Lucía y Óscar nacieron 4 hijos, a quienes criaron juntos y con mucho empeño.

Ella vendiendo flores y él como albañil del cementerio de Fernando de la Mora, Zona Sur. Pero hace dos años que pasó algo inesperado.

Una enfermedad galopante acabó en un abrir y cerrar de ojos con la vida de Óscar. Lucía se quedó sin su compañero de vida, pero no se dejó caer.

Lucía Sánchez (59) sigue luchando sola y trata de no sumirse en la tristeza por su ausencia. Pero algo extraño pasa en su casa por las noches de vez en cuando. Lucía asegura que su difunto esposo se le aparece en sueños y hasta se comunica con ella.

“Yo no me voy mucho a visitarle en su panteón, no quiero porque me hace mal ver (el panteón).

Además mi marido me visita por las noches. Él viene y se acuesta a mi lado y varias veces ya me habló”, relató.

“La primera vez me dijo que no me preocupe que no estoy sola, luego en otra ocasión me dijo que ya no podía estar conmigo porque del lugar de donde viene le dan permiso un rato nomás. En otra oportunidad me habló de sus hijos, me dijo que les adora a ellos y que son todo para él. Cuando eso pasa para mí es como si fuera que nunca se fue”, siguió Lucía.

Al consultársele sobre si le daba miedo lo que estaba pasando, respondió que no, al contrario, aseguró que eso le da mucha paz.

Al parecer de Lucía no se trata de un simple sueño, sino que es su marido quien realmente viene junto a ella, tal vez porque ve que lo extraña o simplemente porque no quiere dejarla sola.

“Él y yo pasamos muchas cosas juntos, fue mi compañero de vida. En este cementerio empezamos a salir adelante juntos”, finalizó la trabajadora mujer.

Son 12 hermanos, solo seis siguen en el rubro de las flores

Lucía tiene 11 hermanos, toditos se llegaron a dedicar a la venta de f lores, pero son 6 de ellos en total (incluida ella) los que mantienen la “tradición familiar” en distintos cementerios.

Una de ellas es Lida Sánchez (49), quien está actualmente en el cementerio de Lambaré. “Yo vendía agua para los floreros, mientras mi abuela y mi mamá vendían las flores”, relató.

Comentó que son cuatro mujeres y dos varones los que actualmente siguen con el rubro y suelen incluso juntarse en fechas especiales porque suelen tener muchas ventas. “Nos solemos juntar para ayudarnos siempre en el Día de la Madre y fechas como esas”, siguió.

Agregó que muchas personas ven su trabajo de forma despectiva. “Dicen que no es trabajo porque estamos en el cementerio. Y esto es lo que nos da el sustento, un trabajo honrado”, finalizó.