Cada vez que el rojo brilla en el semáforo situado en avenida Quinta y Estados Unidos, unos jóvenes venezolanos se acercan a los conductores a pedir limosna mientras otros ofrecen unas bombillas que les donaron para así poder juntar un poco de plata y conseguir algo que comer.

Hambre, sed, sueño, cansancio… Esas son solo algunas de las pesadas cargas que deben soportar sobre sus espaldas día a día. Todos son jóvenes que salieron huyendo de su querida Venezuela ante la situación que estaban sufriendo.

Hoy se los pueden ver por las calles de Asunción o incluso caminando por la rutas o avenidas ya que no tienen un lugar dónde vivir.

“Cruzamos fronteras, y vinimos de Venezuela huyendo de la manera cómo estábamos viviendo. Es algo triste porque acá también hay gente que nos maltrata o nos discriminan por como andamos, pero dejamos todo, nuestra familia, amigos, estudio, todo”, expresaba José Antonio Fadiño (21).

Aprovechando que el semáforo dio verde, contaron que todo su recorrido lo hicieron caminando o haciendo el famoso dedo, ya que el poco dinero que traían en sus bolsillos era prácticamente nada.

“Caminábamos entre 80 a 100 km. por día. Ahora nos quedamos acá, pero mañana no sabemos dónde vamos a parar porque no tenemos dónde”, decía Leonardo Laya (23).

La tristeza y desesperación se notan en el rostro de estos hermanos venezolanos que se las ingenian para conseguir un poco de plata para comer.

Aseguran que no son unos delincuentes y que ante la necesidad es que salen a las calles a pedir un poco de plata.

“No somos delincuentes, somos personas que sufrimos por un Gobierno que nos golpea”, terminó diciendo José Antonio.

Fueron víctimas de asaltantes

Entre sus miles de recorridas desde que salieron de Venezuela, contaron que prácticamente están con la ropa que llevan puesta ya que sus documentos y otras cosas que tenían fueron llevadas por ladrones que les salieron por el paso de su recorrido.

“No tenemos nada, estamos sucios, con barba, prácticamente tenemos lo que llevamos puesto, dormimos en la calle, si es que dormimos, nos cuidamos para no quedarnos sin ropa. Es triste todo esto”, decía Leonardo. Resaltaron también que los documentos los quisieron ir a gestionar en la embajada de Venezuela, pero estaba cerrada.

“Uno de los cerristas buena gente y solidario nos llevó, pero estaba cerrado, no sabemos qué pasó”, he’i Leonardo.

Un grupo de la barra de Cerro les dio comida

Entre las miles de miserias que ya pasaron, resaltaron que un grupo de hinchas del Club Cerro Porteño les dio de comer y agradecieron mucho el buen gesto de la muchachada, ya que llevaban varios días sin comer bien.

“Comimos muchísimo, gracias a ellos pudimos devorar otra vez porque lo que comíamos era poco. Estamos muy agradecidos por lo que hicieron por nosotros”, decía José Antonio, uno de los “caminantes” que contó las peripecias que vivieron.