Ante la terrible situación que se vive en el Chaco armaron una balsa para su medio de transporte.

En el departamento de Presidente Hayes, a unos escasos 42 kilómetros de la capital del país, se encuentra una humilde familia que no sabe de peros cuando de progresar se habla. Doña Andresa Rosa (32) y Alfredo Gaona (44) viven en el distrito de Benjamín Aceval y laburan a full para poder llevarle a la escuela a su pequeño hijo, Kevin, de 8 años, a quien le sobran ganas de estudiar.

En este caso, el pequeñín, que va en el tercer grado en la escuela Samu’û de la localidad, tiene que irse a sus clases por medio de una balsa improvisada que crearon sus padres, desesperados por la gran inundación que azotó la zona chaqueña del país. “Todo está inundado acá, lo único que se pude salvar del agua es nuestra pieza, por eso tuvimos que llegar hasta ese extremo”, comentó ña Andresa.

Sin lugar a dudas, el gran mitã’i está rebozado de ganas, ya que según comentó la madre, no quiere luego faltar a clases, por más de que tenga que arriesgarse para llegar junto a su profesor en dicha escuela. “Nosotros tampoco queremos que deje de estudiar, por eso, en medio de la gran preocupación igual le llevamos como sea, queremos que nuestro hijo sea alguien en la vida”, sostuvo la mamá del gran guerrero.

Si bien la situación está insostenible en la zona, los pequeños escueleros de Samu’û se van al todo o nada para seguir aprendiendo cada día más y convertirse algún día en la esperanza del país. La mujer he’i que van a seguir batallando hasta lograr que su hijo termine la clases, porque no quieren que le perjudique demasiado las faltas que puede llegar a tener. “Con mucho sacrificio únicamente se puede andar por acá”, aseguró la valécha mamá.

Cabalgaban en camino de agua que se formó ra’e

Doña Andresa he’i que cuando se dieron cuenta que todo estaba ya bajo agua, pensaron que no habría solución para el estudio de su hijo y que la única salida sería abandonarlo.

A pesar de esa expectativa, doña Andresa y don Alfredo no bajaron los brazos y como sea le ayudan a su pequeño hijo para llegar a su gran objetivo. “Cuando mi marido o su ayudante no pueden llevarle a la escuela en la balsa, yo le llevo a caballo”, he’i la doña y agregó que el trayecto se vuelve más peligroso cuando se van así.

Estos padres héroes son el puro ejemplo de que no se deben poner excusas cuando de un hijo se trata. “Nosotros le queremos mucho a nuestro hijo y por eso queremos lo mejor para él”, señaló doña Andresa.

Con los tambores, alambre y madera crearon su bote

La madre del pequeño estudiante he’i que al principio se manejaban nomas a caballo por el largo trayecto de la estancia hasta la ruta principal. Después de que llegó el agua, don Alfredo y Ramón Marecos, su ayudante, se propusieron hacer una balsa improvisada, para que puedan transportarse.

“Ellos usaron 4 tambores y palos, ataron con alambre y después le pusieron tablas”, indicó doña Andresa. Después de un trabajo intenso quedó la balsa que usan hasta ahora para poder lleva al pequeño Kevin hasta ahora. “Él no tiene luego miedo, se arriesga a todo para poder irse a la escuela y jugar con sus compañeritos”, refirió la mujer.