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Mario Bracho: “No podía ir a cumpleaños, ni a casamientos”

Mario Bracho: “No podía ir a cumpleaños, ni a casamientos”

HISTORIA DE VIDA. El periodista nos habla de su historia con el periodismo nocturno. ¡Fueron 23 años!

EN SU CASA. El periodista nos abrió las puertas de su casa y nos mostró cómo vive. Es hijo único. En vísperas del Día de la Madre, nos presenta a doña Deidalia, quien para él, ella hoy en día es su “bebé”

Alejado de la televisión, desde hace un par de días, tras su desvinculación del SNT, Mario Bracho nos recibió en su casa. A diferencia de otros periodistas cuyos nombres aparecieron en la lista del destituido director del Detave, Mario recibió muchos mensajes de apoyo del público. ¿Por qué él sí, otros no? “Yo te puedo hablar de mí. En mi caso hay una relación de respeto y cariño de esa gente que me conoce por mi trabajo, por mi contribución social a través del periodismo; y después está la gente que me conoce de manera más personal y esa gente sabe cuál es mi condición, sabe cómo soy”, dijo el ahora experiodista de las noches del Canal 9.

CASA HUMILDE. Cuenta que tenían una casa de madera, un día una tormenta hizo volar todo. Después, de a poco juntaron cemento y materiales para hacer la casa que tienen hasta hoy, pero que sigue siendo humilde.

Nos recibió en su humilde casa, en el barrio denominado Varadero, cerca del río Paraguay, en Sajonia. “¿Ustedes creen que alguien que sea corrupto viviría en estas condiciones?”, nos preguntó. Allí vive con su pareja Irma y su mamá de 86 años, doña Deidalia, que ya lleva unos diez años postrada en una silla de ruedas. “Mi papá se fue hace diez años. Mamá quedó mal desde esa vez y se va apagando de a poco, pero hacemos todo lo posible para darle la mejor atención. Mi mamá es mi bebé ahora”, nos dijo.

“Debo agradecer a mi señora, porque cuando yo no estoy es ella la que le cambia los pañales, la que le da de comer. Nos ayudamos entre todos. Mi cuñado también viene a atenderle, le damos atención y cariño. Buscamos que pase bien, a pesar de todo”, comentó. Nos contó que para el Día de la Madre le están preparando una serenata y un karu guasu.


“EXILIADO” EN SU PAÍS
Mario Bracho comenzó a hacer periodismo en el interior. Recuerda que ya en la época de la Facultad le gustaba escribir, contar historias, y que lo hacía a través de poesías. Su papá trabajaba haciendo embarcaciones, pero él no pudo seguir sus pasos porque no sabía nadar. Por lo que su papá le instó a que estudie.

Así que se metió a estudiar Análisis de Sistemas en la Universidad Católica. Pero allí le nació la rebeldía que lo hizo escribir poesías contra la dictadura. Antes de que lo metan preso, un familiar, que fue un soldado condecorado por Stroessner, y que en ese momento estudiaba en la Academia de la Policía y estaba asignado en la Comisaría 1.ª, le aconsejó que se vaya bien lejos antes de que la “caperucita” vaya a buscarle. “Él me aconsejó dejar Asunción. Me fui a Ayolas, allá estuve 3 años. Una vez que cayó la dictadura me fui a Salto del Guairá, donde trabajé en informática y empecé a hacer animación, ese fue mi primer contacto con el micrófono”, comentó.

Allí también tuvo sus primeros pasos en radio. “Estar horas encerrado entre cuatro paredes no era lo mío. Sentí que yo quería salir, estar en contacto con la gente, tener micrófono, trabajar con la gente. Me dieron la posibilidad y ya no solté”, comentó. Poco después ya pudo regresar a Asunción. Tres meses después de trabajar en Radio Libre entró en el SNT.

– ¿Siempre te tocó trabajar de noche?
– Siempre, durante los 23 años de televisión. Yo fui el que en su horario tenía que acoger a los nuevos. Enseñé a varios, incluso a Yolanda Park. Ella llegó al Canal en un tiempo muy especial, por el tema del Mundial Corea-Japón. Estuvo poco ella a la noche, en las coberturas.

– La mayoría empieza con las coberturas nocturnas y después pasan a otro horario, ¿por qué vos no cambiaste?
– Porque me gustaba, me acostumbré y ya no quise dejar. Tenía una conexión especial con las historias. Yo no hacía solo policiales. Buscaba historias, hacía notas sociales, de solidaridad, eso me conmovía y me hacía sentir bien.

– ¿A qué hora entrabas y a qué hora salías?
– De 20:30 a 7:00 del día siguiente era mi horario. Pero buscaba hacer buenas notas para el noticiario, entonces acercaba a mi hijo al colegio, volvía y me retiraba como a las 9:00. Me quedaba más tiempo por una cuestión personal nada más, porque yo quería.

– ¿Cómo aprovechabas tu día libre, dormías todo el día?
– Cuando tenía libre los sábados a la noche podía dormir bien porque me moría de cansancio. Durante el día hacía lo que en la semana dejé pendiente por falta de tiempo.

MAMÁ Y PAREJA. Con su mamá y su pareja, Irma.

– ¿Salías a divertirte, de repente a una cena, a un karaoke?
– Yo no tuve vida social, no podía asistir a cumpleaños, casamientos, nada, porque chocaban con mi horario. Y cuando los sábados salía por ahí, la gente te caratula como una cuestión de salvación y se te acerca a contarte sus problemas. Eso es permanente. Te subís a un colectivo y es la misma cosa. Te vas a la despensa es la misma cosa.

– ¿Te llegó a hartar eso?
– Yo siempre me sentí bien al saber que puedo ser útil a la gente. No me molestaba. Pero sí, una vez llegué a escribir en el Facebook que le llamen a Marito para que les solucione sus problemas. Eso fue porque yo salgo del Canal, llevo a mis hijos al colegio, hago mis cosas personales, les busco del colegio, almuerzo y a las dos, me acuesto y trato de descansar. Pero el teléfono no para. Me siguen llamando. Entonces uno tiene de repente un día en que por ahí estalla, porque todos necesitamos descansar.

FAMILIA
– ¿Tus hijos no viven contigo?
– Mis hijos están con su mamá, de acá a tres cuadras. Los dos nos hacemos cargo de ellos. Tenemos muy buena relación. Acá vive conmigo Irma, desde hace 10 años. Ella también tiene excelente relación con mis hijos que le adoran. A veces salimos todos juntos a compartir una cena.

COCINERO. Mario Bracho, las veces que puede, se adueña de la cocina. Sus platos preferidos son todos los que se hacen de pescado.

– ¿Cómo toma tu familia que ahora te quedes sin trabajo?
– Mi hijo mayor de 17 años me dijo: “Papá, dame un año, después yo ya te voy a poder ayudar”. Tengo un hijo con Asperberg también.

– ¿Tantas trasnochadas no te pasaron factura a nivel de salud?
– Sí, me pasó factura tantas trasnochadas. Sufrí una lesión en un partido, quedé con la pierna debilitada, eso es consecuencia de esas trasnochadas.

– ¿Cómo va a seguir tu vida ahora?
– Yo soy periodista de alma y voy a seguir. Si yo no sostengo esto, ¿quién nos sostiene esto? Estando con trabajo tenía que sacar adelantos, sacar préstamos, llenarte de vales de la asociación de empleados. Y ahora que estoy sin trabajo, tengo que empezar pronto porque soy hijo único y toda la responsabilidad está sobre mí.

– ¿Ya tenés ofertas?
– Tengo varias.

– ¿De televisión?
– De televisión, todavía. Sí de radios y algunas propuestas institucionales.

– ¿Qué te diferenciaba a vos como periodista?
– La cobertura nocturna debe ser lo más difícil del periodismo. Trato de construir en lugar de destruir, buscaba historias. A veces tenés que mandar a la pu… a las instituciones. Cuando hay un micrófono hay una terapia. Pero sentía que era solo yo, mis compañeros no me acompañaban. Entonces, quedaba solo yo como el que se plagueaba contra las autoridades.

– ¿Creés que te pasaron factura?
– Claro que sí… Que Giuzzio (el que divulgó la lista de periodistas) no vea la cola de zapatero a dos cuadras de su institución es hacerse del ciego. Eso dije yo varias veces. Siempre estaba en la cornisa.

– ¿Cómo quedás con tus excompañeros?
– Con ellos mi relación es excelente en el sentido de que siempre recibí el cariño, el aprecio de ellos, por sobre todo en mis cumpleaños. Pero este problema fue mío, yo no les puedo pedir que me acompañen.

SITUACIÓN DE PELIGRO
– ¿En algún momento estuviste en situación de peligro?

– Varias veces. Había un denominado “matapolicías” y cuando me llaman y me dicen: “Ubicamos a la persona, suele llegar a las 11 a su casa”. Nosotros nos quedamos a dos cuadras de la casa, en guardia. Cuando llega hubo un enfrentamiento y le acribillaron con 14 disparos. Nosotros quedamos en la línea de tiros. Después, en un decomiso de mercadería, el contrabandista disparó contra nosotros. Nos escondimos detrás de un cartel y escuchamos cuando las balas impactaban ahí.

ANÉCDOTA EMOTIVA
“Lloré de emoción y de alegría varias veces. Una vez, estando de cumpleaños, en mi cobertura se me acercó un señor y me dijo que su hija me quería decir algo: ‘Mi papá siempre me dice que gracias a vos estoy viva’”. Me contaron que una vez el señor recurrió a mí, desesperado, porque necesitaban terapia intensiva y en ese caso pude ayudarles con un reclame que atendió la ministra de Salud. Consiguieron la terapia y ella pudo nacer”.

DOS SITUACIONES TERRIBLES
– ¿Cuáles fueron los momentos más duros que viviste en tus coberturas?
– La muerte de mis compañeros en un accidente de tránsito que tuve que cubrir. ¡Vos sabés lo que es comunicar por radio a tu gente que un colectivo de línea 13 atropelló la furgoneta de los compañeros y que uno estaba muerto. Hacer en directo esa noticia de tragedia de tus compañeros… ¡¿Cómo no vas a llorar?! Otra vez me invitaron a ir a Caracol para una fiesta de un programa del Canal. No me fui, cuando voy a un accidente, empiezo a pedir ayuda. Había una mano sobresaliendo del vehículo. Vinieron los paramédicos. Después veo que se trataba del camarógrafo, un compañero, era Pantaleón Mora, un amigo mío que me había invitado justamente a irme a cubrir la fiesta. Él salía de ese evento y se fue a morir.

SE ESTÁ ADAPTANDO
– ¿Cómo estás pasando estos días sin trabajar?

– Estoy tratando de adaptarme a un nuevo horario de sueño. Estoy tratando de cambiar mi hábito.
Recibo llamadas para trabajar. Mis hijos me necesitan más tiempo. De repente puedo hacerlo también, de noche. Estuve viendo la televisión y no se pasa pedido de ayudas. Para mí, el periodismo tiene un compromiso social y yo creo que hay que tener espacios de solidaridad.

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