Siempre fue una persona bondadosa y amable, por eso, al parecer don Damián fue “marcado” para ser un “guía de tesoros”.
La leyenda hace creer que solamente las personas buenas y generosas pueden encontrar o ver las señales de la anhelada plata yvyguy. Y de niño, don Damián Martínez (69) se caracterizó por ser amable y bondadoso con los demás, según los que lo conocen. Esa es una de las hipótesis que maneja del porqué él se considera “un elegido”, un designado para ver esas señales que muchos consideran tan solo una fábula que inundó el imaginario colectivo de nuestro país durante generaciones.
“No es mentira. Llevo toda una vida viendo las señales diferentes que me conducen a que aquí hay plata yvyguy”, dijo mientras señalaba su predio ubicado en Itacurubí del Rosario, departamento de San Pedro. “La gente cree que eso solo es mentira, pero no es así. La verdad que sí pasa”, confesó.
El karai asegura que no se explica el porqué le ocurre eso de ver siempre los indicios de que en un lugar hay “tesoro escondido”. Pero lo resuelve con una respuesta que la obtuvo con el correr de los años: “Ya me acostumbré. Soy un elegido”. A la consulta de cuáles son esas señales que lo conducen hasta un sitio donde hay plata yvyguy, don Damián comentó que “muchas veces ya vi una llama que se mueve de un lugar a otro y que se apaga en el cocotero. También con la figura de alguien que me aparece y me indica el sitio o la de una cadena gigantesca que una vez se me apareció, la seguí de punta a punta y luego desapareció”, contó.
Buscadores de tesoros lo visitan a full
Dicen que el que camina mirando para abajo tiene más chances de encontrarse cosas en el suelo. Podría ser. Ese espíritu curioso lo tiene don Damián. Eso sí, el karai comentó que nunca se animó a cavar para extraer los “tesoros” porque no tiene la forma de hacerlo, y porque tampoco es su prioridad.
“Hasta ahora no sé por qué veo esas señales, ¿por qué yo?”, se preguntó. Además, el karai comentó que ya recibió la visita de innumerables “buscadores de tesoros” que llegaron con sus máquinas detectoras en busca de algo. “Ya vinieron (los buscadores de tesoros) en varias ocasiones. Pero tampoco quisieron cavar, no sé por qué. Una vez le mostré el camino de hacia dónde ir para llegar al lugar donde se me apareció una señal, pero ellos –con su máquina– fueron por otro camino. Al final, lo que hicieron fue darse toda la vuelta porque llegaron al mismo sitio (risas)”, contó como anécdota.
Comentarios