Hasta ayer seguían las investigaciones y se buscaban posibles nexos entre los fallecidos y poderosos grupos narcos de la zona.

Una lluvia de balas interrumpió la madrugada del miércoles en la ciudad de Pedro Juan Caballero, departamento de Amambay, donde fueron asesinadas seis personas en una vivienda del barrio Jardín Aurora, a manos de sicarios con poderosas armas. El único sobreviviente fue un bebé de un año y once meses que estaba en una habitación y fue herido en uno de los brazos.

Según los informes, los autores llegaron a bordo de una camioneta hasta la vivienda donde se encontraban las víctimas y sin mediar palabra dispararon contra ellas. El menor herido fue derivado a un centro asistencial pero estaba fuera de peligro. Las víctimas se encontraban frente a la casa compartiendo una ronda de tragos cuando llegaron los autores del hecho. “Seis personas perdieron la vida a consecuencia de disparos de arma de fuego”, manifestó el comisario Silvio Cantero, jefe de Prevención de Pedro Juan Caballero.

Los fallecidos fueron identificados como Pedro Valdez Sánchez, Sergio Cabrera (20), Alcides Ayala (26), Diego Gustavo Bullón, Luciano Medina Melgarejo y Liz Noelia Cabrera Benítez (16), la madre del bebé herido. Dos de los asesinados contaban con antecedentes. El caso quedó a cargo del Ministerio Público.

Allanamientos e incautación de armamento

El comisario Rafael González, jefe del Departamento de Investigaciones de la Policía Nacional en Amambay, comentó que los operativos desarrollados tras el incidente fueron 8 en total y que resultaron con la detención de tres personas e incautación de armas que coinciden con las utilizadas en el múltiple asesinato. Ademas mencionó que los criminales utilizaron armas de fuego de diferentes calibres: 7.62, 5.56 y 9 mm.

Camioneta blindada y tres detenidos

Además, en otro operativo realizado en la zona céntrica de Pedro Juan se procedió a capturar una camioneta Toyota tipo Fortuner, blindada, en la que se trasladaban Ariel Vargas, Gregorio Vargas y Osmar Cardozo, quienes quedaron detenidos luego de que en el poder de uno de los sospechosos se halló una pistola de calibre 9 mm, que también coincide con las evidencias levantadas en el lugar de la masacre.

Los detenidos mencionaron a los agentes de que eran comerciantes. Si bien no hubo testigos que presenciaron el hecho, se extraerán las imágenes de dos cámaras de circuito cerrado que podrían ayudar a esclarecer el hecho.