Donó los poquitos materiales que tenía para ampliar su casa, y con eso, más la ayuda de superpapás, lograron armar un pequeño tinglado en el cual los peques siguen estudiando para tener un futuro mejor.

En medio de la naturaleza, bajo un techo de chapa, elevado con postes de madera de petereby, una pequeña pizarra y una profe que es todoterreno, así “salvan” las lecciones del día los los niños de la comunidad de Ciervo Blanco, de San Juan Bautista, para no perder el año. Ellos asistían a la Escuela Básica N.º 11351 “Esperanza del Rosario Montiel de Paredes”, que quedó bajo agua por las inundaciones.

El improvisado “salón” de clases, en donde aprenden ahora, fue construido por idea de la profe Sonia Caballero, quien donó los materiales que ella había comprado pensando en construir su hogar.

“Fue una iniciativa mía, me ayudaron los padres y mi marido, así era que hicimos porque la escuela quedó totalmente bajo agua. Y levantamos ahora esto de manera provisoria”, he’i Sonia Caballero a Crónica.

Ella hace 16 años que enseña y su vocación y amor a la profesión fue lo que la motivó a esto: “Los materiales era que compré para hacer para mi casa y ahora estoy usando acá. No quería que ellos se queden sin estudiar”, omombe’u la guapa.

En la “miniescuela” van un total de cuatro alumnitos del tercero, cuarto y quinto grados, ellos tienen clases todos los días, por la tarde y se las ingenian para llegar, algunos incluso van a caballo. Para desarrollar las lecciones si que Caballero contó que usan los libros y páginas escolares que pudieron rescatar de la institución antes de que las aguas coparan las aulas.

Viven en carpas desde que el río les agarró ndaje

Desde que la comunidad quedó afectada por la subida de los niveles del río Tebicuary, la profe Sonia comentó a Crónica que desde entonces la gente víctima de las inundaciones están viviendo todos cerca, se agarraron de su creatividad y están ahora habitando en carpas para protegerse de las inclemencias del tiempo y más, como si se tratase de una especie de campamento voi.

“Los niños acá en la escuelita, como le llamamos a la construcción, están así dando clases desde que comenzó mayo”, contó Caballero.