COQUETEA. Hace unos meses que conoció a una señora de su edad, pero no sabe cómo conquistar su corazón y cree que ya es tiempo de volver a enamorarse.

Hace 18 años que mi señora me dejó, fue un accidente, ninguno de los dos se imaginaba pasar los últimos años de vejez el uno sin el otro. Por esas cosas de la vida nunca más volví a tener pareja; es más, creo que ya soy viejo para esas cosas, al menos eso decía hasta que conocí a doña Jacinta.

Ella vino hace poco de la campaña, es muy guapa y para trabajar no tiene reparos, de entrada me preguntó si no podía lavarme mi ropa, para así ganarse unos guaraníes.

Es lavandera, no es casada, habla poco, pero siempre me mira y se ríe, una vez le pregunté si tenía cara de payaso o qué y me tomó mal, ya no me miró.

Una vez me dijo que su marido era un argelado, que le pegaba, ahí eso me hizo sentir mal porque no fue por malo sino por bruto que la traté así. Yo nunca la maltraté a mi señora, éramos muy felices, tuvimos 4 hijos, todos ellos me dicen que es hora de que me busque una buena mujer, para no quedarme solo.

Pero yo no sé cómo es esto del amor después de los 50 y me asusta, tengo pánico de hacer el ridículo, de que me rechacen y tengo mucho miedo de que a la hora de la verdad “mi amigo” ya no me responda.

Hace tanto tiempo que no invito a salir a nadie, no sabría ni qué decir, pero realmente me gusta esa señora, ahora que la conozco más, tiene un aire misterioso que me atrae.

A veces quiero invitarla a hacer caminata, le quiero decir que deje la ropa que lava y me acompañe, pero no vuelvo un cobarde, creo que no le va a gustar.

Tengo miedo de todo, creo que por eso nunca más volví a mirar a otra mujer, me las ingenié como pude, hasta aprendí a lavar mi ropa, ahora me siento extraño cuando Jacinta me lava, pero le doy para ayudarla, no quiero que pase necesidad.

Me gustaría cuidarla, consentirla, que tomemos mate juntos por la madrugada, cuando ya me despierto y ni por Cristo puedo volver a cerrar los ojos. Me gustaría llevarla a Caacupé a rezar los domingos o simplemente ir de paseo sin tanto protocolo.

Pero este miedo me domina y si no le gusto, si no puedo complacerla, todo eso da vueltas en mi cabeza, me miro al espejo y veo a un viejo gordo, ya no soy el mismo guerrero que era antes.

“A veces quiero invitarla a hacer caminata, le quiero decir que deje la ropa que lava y me acompañe, pero no vuelvo un cobarde”.

MARIANO, DE ASUNCIÓN, 57 AÑOS

LA RESPUESTA: CHANCE PARA VOLVER A AMAR

Ajustarse a la nueva etapa que toca vivir

Póngale vida a los años que es mejor sin miedo al volver a enamorarse. Se dice que después de los 50 hay más posibilidades de llevar adelante un amor maduro, ya que la persona se conoce más, sabe lo que quiere y pasó por una suerte de aprendizaje en el campo del amor, tras un divorcio, separación o quedar viudos.

Ya se pasaron etapas de frustración, conflictos, pérdidas, si hay hijos ya crecieron, se dice que un amor maduro despega con la ilusión de que el otro sea como uno quiere y acepta la realidad de que la otra persona es tal cual es.

Los terapeutas de pareja siempre decimos que para una buena relación debe haber una buena dosis de sexo y mucho amor, pero en la realidad es que hay parejas que viven felices sin sexo. Si bien cada persona es diferente, los cambios físicos a partir de los 50 son reales, ellos con el climaterio, ellas con la menospausia.

Pasada esta edad, según estudios, una de cada cuatro parejas ha dejado atrás las tentaciones de la cama y pesan más otras cuestiones como la compañía, la confianza, el sentido del buen humor, de lealtad. Se le puede agregar ese temor a volver a tener pareja después de mucho tiempo solo, realmente puede llegar a ser estresante para algunos el reenamorarse o convivir.

No hay que asustarse, hay que reconocer esos cambios y ajustarse a la nueva etapa de la vida que toca vivir. Tenés en cuenta que para el amor no hay edad, dejar de lado los complejos y animarte a abrir de nuevo tu corazón para el amor o la amistad. Si se dan las cosas, puede ser que te cueste un poco más llegar a la intimidad como antes, pero es posible solucionarlos con imaginación y creatividad.