“ELLOS SON MI FAMILIA, MIS HIJOS”, DICE LA DOÑA, QUE TIENE UN PUESTO EN EL MERCADO DE SAN LORENZO

Bien temprano doña Ángela, de 70 pirulos, se alista para iniciar una jornada laboral más. Para ser exactos, a las dos de la madrugada. Prepara su mate, le da unos cuantos sorbos, se viste y ya luego rumbea al Mercado de San Lorenzo (desde Fernando de la Mora, donde vive) para abrir su puestito de venta de yuyos. Allí ya lo espera “Bonito”, uno de los tantos gatos que rescató de la calle y al que le brinda todo lo necesario para vivir.

Desde muy chiquita siempre fue “amiga” de los animales y desde que trabaja en mercado, hace 35 años, ella rescata tanto gatos como perros que son abandonados a su suerte. Tanto así que hace poco nomás que llegó a tener 12 gatos rescatados y un perro, pero la maldad de la gente es grande y le mataron a muchos de sus animales.

“Acá hay permisionarios que no les quieren a los animales y a mí me mataron muchísimos ya mis gatos. Mucho me hicieron llorar. A algunos se les mató con mazo y los demás si que le envenenaron. Yo venía y les encontraba muertos ya acá. Mucho ya me hicieron llorar”, expresó doña Ángela.

Para la abuelita los animales son prácticamente sus hijos. “Yo no estoy casada y tampoco tengo hijos. Vivo sola y ellos son mi familia, mis hijos”, agregó la doña quien aprovechó para instar a la gente a querer a los animales y a cuidarlos y no maltratarlos.

PURINA
Doña Ángela tiene listo en su puesto de ventas de remedio yuyo la purina para sus gatitos y los perros que deambulan por la zona.

PIECITA
Les preparó una especie de “piecita” pequeñita donde los animales se esconden del frío y también de los ñaña que quieren hacerles daño.

A cacharrata tiran animalitos

Doña María González, una vendedora de ropa, calificó a doña Ángela como la “guardiana de los animales”. “Ella nos dice a todos luego que esos animales son de ella y que no se debe tocar”, dijo.

Comentó que un jagua’i negro recientemente fue abandonado ahí y doña Ángela se encargó de comprarle y ponerle su ropita para que no sienta frío. “Hay mucha gente que con tal de desligarse de su animal vienen y tiran acá. De noche lo que más vienen cuando nadie está”, siguió la trabajadora.