Gustavo Ariel Marín Giménez tiene 39 años y sigue jugando. Hace casi 7 años que defiende la casaca del Sportivo Limpeño, equipo que milita en la Primera B.

Pero este volante central tiene un recorrido fantástico, jugó en Ecuador, Chile, Indonesia y El Salvador. Además, fue dirigido por Gerardo “Tata” Martino en Cerro Porteño. Crónica habló con él y esta es su historia.

“He tenido la posibilidad de jugar en varios países, también estuve en uno de los clubes más grandes del país y actualmente con 39 años sigo jugando en un club al que le tengo muchísimo cariño, el Sportivo Limpeño”, comenzó diciendo el atleta que además es funcionario público, trabaja en la Fiscalía.

Hace 4 años ingresó como contratado a la Fiscalía Barrial N.º 5 de Zeballos Cué, ocupa el cargo de chofer y hace tres meses fue nombrado, lo que festejó como si fuera marcar un gol en una final.

“Jugar en la Primera B no te da como para mantener a la familia, por eso uno debe buscar un trabajo. Yo hice de todo a lo largo de mi vida. Trabajé en una carpintería, también fui ayudante albañil y macatero. Solo en los años que jugué en equipos de Primera División no trabajé otra parte. Ahora estoy en la Fiscalía, soy funcionario del Ministerio Público”, reveló.

Marín Giménez coincide con la mayoría de los futbolistas que militan en clubes de la B, “Esta categoría es muy difícil, muy complicada”, he’i.

“He tenido la posibilidad de jugar en varios países, también estuve en uno de los clubes más grandes del país”

“Jugar en la Primera B no te da como para mantener a la familia, por eso uno debe buscar un trabajo”

GUSTAVO MARÍN, Sportivo Limpeño

“Gerardo “Tata” Martino es un señor técnico, un monstruo”

El futbolista del Sportivo Limpeño lleva casi 25 años en esta profesión, a lo largo de este tiempo jugó en varios clubes de nuestro país y también en el exterior, pero la etapa que más recuerda es cuando de General Caballero (ZC) pasó a Cerro Porteño en el año 2004.

“Esa fue una etapa espectacular, jugar en uno de los grandes del país fue lo máximo. En ese momento le tuve como técnico a Gerardo Martino, él es un señor técnico, un monstruo. Era impactante cuando te hablaba”, señaló.

Jugó en clubes de El Salvador, Ecuador, Chile e Indonesia

Comenzó en la escuela de fútbol de Olimpia a los 8 años y unos años después se fue a Pilcomayo, donde a los 16 años ya debutó en Primera. Fue campeón de la Primera B con el equipo de Mariano Roque Alonso.

También tuvo la oportunidad de jugar en el Deportivo Quevedo de Ecuador, Deportes Antofagasta de Chile, Mitra Kukar FC de Indonesia y Las Águilas de El Salvador.

Marín Giménez es uno de los pocos futbolistas paraguayos que militaron en todas las categorías de nuestro fútbol.

“Aprendí a comer pulpo y camarones”

El 2005 fue un año increíble para Gustavo Ariel Marín Giménez porque de Pilcomayo pasó al Deportes Antofagasta de Chile, equipo que en ese momento estaba en Segunda División.

Hicieron una gran campaña, terminaron en el segundo lugar (a muy poco del primero) y ascendieron a Primera División.

“Hace mucho frío, pero Chile es muy lindo para vivir. Viví momentos increíbles allá, aprendí a comer todo tipo de fruto de mar, pulpo, camarones, etc.

En principio me parecía que tenían un olor muy fuerte, pero con el tiempo me fui acostumbrando”, dijo el futbolista de 39 años.

En el 2006 ya no se quedó porque hubo cambio de dirigencia en Antofagasta y no hubo acuerdo con los nuevos capos del club.

Lo que fue vivir en Indonesia: “Aprendí a hablar mandarín”

Gustavo Marín vivió 5 meses en Indonesia en el año 2007, un país exótico y donde acostumbrarse a la cultura y forma de vida de los indonesios fue todo un desafío, así lo manifestó el futbolista.

“En el 2006 volví a Chile por el problema que hubo en Antofagasta, regresé a General Caballero (ZC) y al año siguiente me fui a Indonesia por 5 meses. El empresario que me llevó se llama Nelson Sánchez. Fue toda una aventura porque yo fui sin saber a qué club iba. Una vez allá fui a probar en un equipo y me quedé, se llama Mitra Kukar FC. Estuve allí dos meses. Compré un diccionario español/inglés/indonesio y así aprendí a hablar mandarín”, gatilló.

En cuanto a la alimentación confesó, “comí solo arroz, pollo y pescado frito todo el tiempo que estuve allí”.