El don del arte culinario es algo que solo algunos lo llevan, y Marcelo Ameri es uno de ellos, ya que su afición por la cocina hace que vea en este rubro también una salida económica.
La milanesa es una de las comidas que más se saborean en Paraguay, además de ser su preferida. Este fue el punto clave para que su rico emprendimiento salga a la luz para llamar al estómago de todos los amantes de las milas. O en este caso, de las Milenesungas. “Hace como dos meses vino un amigo, Juan Bautista Rivarola, y me dice ‘este negocio quiero hacerlo contigo’”, contó Marcelo, quien ayer, en medio de las fiestas asuncenas inauguró su delicioso proyecto conjunto.
Su “local” es una kombi, la cual llama la atención no solo por su color amarillo vivo, sino también por el pintoresco nombre, que con solo pronunciarlo pareciera que te invita a saborear el producto..
“Queríamos que la palabra tenga milanesa, alguna de cadencia de ritmo. Ahí mi socio Juanchi dice milanesón, milanesonga y yo por joder nomás dije milanesunga (risas), y decidimos que era un nombre simpático”, contó el cocinero.
A pesar de que recién ingresaron al mundo gastronómico, Marcelo recordó que cuando la kombi aún estaba en el taller preparándose, los vecinos del lugar no dejaban de curiosear cuando le pusieron el nombre por el vehículo, a todos les causó gracia, les pareció muy original.
“Se pegó el nombre y a los vecinos les causó mucha gracia y eso nos dio una buena señal”, terminó diciendo el cheff.
Un sándwich muy diferente a lo acostumbrado por ahí
La milanesa se va a freír en el instante para que luego se conviertan en un sándwich de la gran pistola. El costo va a ser de 15.000 guaraníes y la promo por el Día del Niño, hasta los 13 años, va a incluir una gaseosa.
Por el momento, Milanesunga va a estar rondando en el centro de Asunción por los días festivos, pero luego verá dónde ubicarse.
Para quien desee contratar sus servicios para cualquier tipo de eventos, ya sea privado o público, lo pueden hacer al (0991) 743-911.
Periodista, pero cocinero de pasión
Marcelo, allá por los años 90, empezaba a incursionar en el mundo de la prensa, trabajo que hasta hoy día lo sigue haciendo, pero en otras áreas, una labor de la cual no se desliga por completo.
En tanto que su compañero, con quien se metió al delicioso mundo de las milanesas, Juanchi, como él lo llama de cariño, es todo un abogado y ambos juntaron su pasión por las delicias.
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