“Desde los 11 años trabajo en el campo con mis padres. Soy capataz rajy y cultivar es mi gran pasión”. La que habla es Patricia Figueredo, tiene 26 años. Vive en la colonia Agustín Goiburú de la ciudad de Ybycuí, departamento de Paraguarí. Allí, la joven realiza una actividad poco común en esa parte del país: cultivar frutillas.

No cabe duda que la cosecha de frutilla es el “símbolo” que caracteriza a los aregüeños. Pero en Ybycuí el rollo asegura que las frutas que cosecha Patricia tienen algo diferente que las de Areguá, por lo que muchos por allí aseguran que “la reina de la frutilla es de Ybycuí”.

“Su frutilla tiene algo especial”, comentó Marcelo Amarilla, quien probó la cosecha de la joven. Patricia comentó que resalta con una variedad dulce, la sweet charlie, que cultiva y que asegura “es más dulce y duradera” que la de Areguá. “Las frutillas de Areguá son sabrosas, lindas, gigantescas. La diferencia con las mías es que la que yo cosecho es una variedad más dulce y no se descompone tan rápido, es decir, es más resistente. Por darte un ejemplo, hoy quito y está igual por varios días. Esa es la diferencia con la otra que rápidamente tenés que hacer algo o si no se descompone. Además, tiene otra pinta visualmente hablando”, explicó.

Patricia asegura que su amor son las frutillas. “Siendo estudiante de Administración Agropecuaria, el profesor nos llevó a un cultivo de frutillas y ahí, como se dice, fue amor a primera vista (ríe), me enamoré de la frutilla, es mi gran amor, mi pasión”, dijo. “Me reglaron 18 plantitas. Con ese comencé a cultivar y hoy tengo miles”, explicó. “Gracias a Dios me va superbién, todos conocen mi trabajo”, finalizó.

“Eso no es para chicas”, le decían

Patricia es licenciada en Administración Agropecuaria y a su corta edad es pionera en este rubro en Ybycuí. “Cuando comencé con esta labor tuve que lidiar mucho con la frase “este trabajo no es para chicas. Recuerdo que una vez tenía las uñas sucias y estábamos un grupo de amigas y me dicen ‘a vos pio te gusta tener las manos así’. ‘Y claro que me gustan, me encantan’, le respondí. Cultivar es mi pasión, y es lo que amo”, dijo. “Y son esas cosas con las que me tocó lidiar, pero lo que me da fuerzas para seguir son las personas que me brindan su apoyo.

Me planté al que dirán y soy feliz haciendo lo que más me gusta”, añadió. “Desde niña trabajo con mis padres en el campo. Y me enamoré de lo que es el cultivo. Allí creció el amor por el campo que no quiero dejar por nada del mundo”, finalizó.

Hay clientes para todos, dijo Patricia

El cultivo de Patricia es netamente orgánico, es decir, evita usar químicos. Ella misma se encarga de elaborar sus abonos y remedios para espantar a los bichos umía. “El sacrificio lo heredé de mis padres, ellos son el motor que me impulsa a seguir”, dijo. El negocio de Patricia se denomina “Agrofrutilla FG.

“Mis padres se llaman Santiago Figueredo (49) y Gertrudis Guerrero (54) y el FG son por los apellidos de ellos Es para retribuirles todo lo que hicieron por mí, porque gracias a ellos terminé mi carrera universitaria”, comentó. “La gente se sorprende porque en Ybycuí las frutillas que hay eran solamente de Areguá. Pero yo me animé e hice algo diferente. Gracias a Dios hay clientes para todos”, dijo.