Don Alfredo Recalde notó que su hijo Fede, de 14 años, no se encontraba bien. “Papá, no puedo respirar”, fue la frase que detonó la desesperación. Fue así que no dudó en subirlo al coche para llevarlo a urgencias del hospital. Pero el reloj marcaba un poco más de las 18:00, por lo que se encontró con un terrible atasco que le impedía llegar.
Desesperado, sacó un pañuelo blanco por la ventanilla y empezó a tocar la bocina de forma insistente, como se recomienda si es que la urgencia así lo amerita. Pero no sirvió de nada. El tráfico le impedía pasar.
Fue ahí cuando apareció un buen samaritano que iba en moto y se ofreció a ayudarlo. Se colocó delante del vehículo para ir abriéndole paso, sin importar lo que los demás le decían. El motociclista acompañó el vehículo de don Alfredo hasta la puerta de Urgencias del sanatorio “Santa Julia”, en Asunción, y luego siguió su camino como diciendo “misión cumplida”.
Esa fue la última vez que don Alfredo lo vio y ahora pidió la colaboración de los ciudadanos para poder agradecerle su gesto en persona. Fede llegó a tiempo al sanatorio y se salvó.
“Yo no dudo que fue un ángel que apareció allí gracias a Dios y nos ayudó; si no fuese por él, Fede no contaba la historia. Le debemos la vida de nuestro hijo. Tenía una sirena y con eso abría el paso. Dios lo puso en ese momento allí para ayudarnos”, comentó don Alfredo a Crónica.
“No sé quién sos amigo, no sé ni siquiera tu nombre, pero le salvaste la vida a mi hijo. Ojalá algún día pueda tenerte en frente y darte un fuerte abrazo”, añadió.
Don Alfredo comentó que su hijo sufrió un shock anafiláctico y agradeció también la rápida intervención de los doctores y licenciadas del hospital. “Todos fueron ángeles que Dios puso en nuestro camino”, finalizó.
“Ojalá pueda leer esto”
Don Alfredo lanzó una llamada a través de su cuenta de Twitter para encontrar al motorista que le abrió el tráfico para que pudiera llevar a su hijo al hospital y llegar justo a tiempo.
“Estancados en el tráfico, escuchamos una sirena de ambulancia. Era una moto con esa sirena y el motociclista me preguntó adónde iba, le respondí que al sanatorio “Santa Julia”, allí inició una carrera donde él punteaba y me abría paso en plena avenida España, a las 6 y pico de la tarde”, contó don Alfredo.
“Ojalá pueda leer esta nota y que sepa que es un héroe de esos anónimos que Dios usó de ángel. Y que sepa también que cuenta con la gratitud de los muchos que queremos a Fede. Gracias amigo”, finalizó.
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