Sin lugar a dudas, la pérdida de un ser querido es uno de los momentos más difíciles por el que irremediablemente pasamos todos. En ese instante es cuando las fuerzas y las buenas intenciones se unen para tratar de dar una decente despedida al integrante de la familia que partió.

Si bien, en varias zonas del país, las condiciones están dadas para que el sepelio y la sepultura del fallecido se dé como corresponde, no es así en todos lados.

En el departamento de Caazapá, distrito 3 de Mayo, hablar de muerte es sinónimo de pura tristeza y no solo por la pérdida humana, sino también por el lamentable panorama que deben presenciar todos los pobladores.

Sin caminos y sin recursos, los lugareños deben hacer malabares para tratar de conseguir aunque sea un ataúd improvisado para sus seres queridos. “Caazapá se considera uno de los departamentos más pobres. Las personas acá no tienen cómo sostenerse porque solo se dedican al cultivo y ahora ya no se puede plantar nada”, dijo a Crónica el Lic. Antoliano Espinoza, uno de los pobladores. Agregó que cuando se da un caso de muerte las cosas se ponen más difíciles ya que muchas veces ni para comer tienen.

“Las personas acá no tienen muchas veces ni una monedita. Cuando pierden un familiar, el cuerpo suele amanecer dos días sobre una mesa”, aseguró. Antoliano contó que los lugareños piden auxilio a las autoridades en estas situaciones, ya que para ellos “la cristiana sepultura” se volvió algo imposible.

Ante necesidad pobladores se pasan la mano

Tanta es la necesidad en el distrito de 3 de Mayo que lo único que sobresale en estas condiciones es la unidad que tienen los pobladores. Eso lo confirmó Antoliano, quien dijo que todos siempre se pasan la mano cuando la situación está más que complicada.

“Siempre la gente se ayuda. Muchas veces ya no hay forma de conseguir ataúdes y lomitã hacen ellos mismos de madera común nomás, porque los cuerpos no pueden estar 5 días sobre la mesa, merecen tener una buena sepultura”, indicó. Pese a la precaria despedida, los lugareños se sienten tranquilos, ya que dieron todo lo que pudieron para llegar a eso.

CAMINOS VAI. Don Antoliano aseguró que uno de los factores que afectan a nivel general al distrito es el pésimo estado de los caminos. Las personas no pueden ni siquiera vender sus productos por la falta de caminos en muchos ramales.

Patrulleras y todo hacen de ambulancia

Si las cuestiones de la muerte en donde ya nada se puede hacer es difícil, en los casos de personas sumidas en la enfermedad todo es más calamitoso.

Antoliano avei contó que en el distrito cuentan con una Unidad de Salud de la Familia que no tiene infraestructura, por lo que no pueden contar con ella cuando existen casos muy complicados. “Además, acá hay una ambulancia, pero que no se puede usar mucho porque cuando se descompone, no existe forma de mandar arreglar”, dijo.

En ese caso, aclaró que suelen utilizar las patrulleras de la comi cercana para trasladar a los enfermos. “Pero tampoco se puede usar siempre, no tenemos opciones cuando contamos con algún enfermo”, aseguró.

“Acá estamos todos un poco abandonados”

Antoliano contó que si bien existe una asistencia en el departamento de parte de las autoridades, es muy mínima ndaje. “Las personas no tienen forma de tener un poco de dinero. Los que tienen un ingreso seguro son los profesionales, los demás no tienen ni para comer”, dijo.

Afirmó que en muchas ocasiones ya realizaron pedidos en la Gobernación y que pese a ello siguen en la misma situación. “Yo no sé cómo se realiza el procedimiento, por eso no quiero criticar mucho, pero de lo que estoy muy seguro es que acá estamos todos un poco abandonados”, le bajó el hombre.

A PULSO. Otro de los momentos más difíciles que tienen que soportar los caazapeños es la hora de llevar a sus seres queridos al cementerio, debido a que lo tienen que hacer a pulso. “Con nuestras manos le llevamos”, dijo Antoliano.

FINES NO. El lugareño aseguró avei que una de las cuestiones que debe ser resuelta lo antes posible es el tema de la salud, ya que las unidades tienen horarios y días para atender. “Está prohibido enfermarse los fines de semana”, he’i.