Una de esas escenas que uno jamás se imaginó que podría ver en una cancha de fútbol es la que se vivió ayer en el fútbol del ascenso pirata, donde el gran protagonista fue un arquero que se quiso hacer del José Luis Chilavert.
Tony Breeden, el “cuidapalos” del Nuneaton, que de local se las veía con Stratford, vio la oportunidad para romper el cero cuando un rato antes de que termine la primera parte el árbitro pitó la pena máxima. Ni bien se dio cuenta que tenía la chance de meter el gol, salió disparado de su arco y les dijo a sus compañeros que él se hacía cargo del tiro.
Le preguntaron “¿estás seguro?”, a lo que Breeden respondió “¡sí!, estoy con las luces encendidas”. Claro que en inglés. Al verlo tan confiado, los compañeros lo dejaron. El arquero colocó el balón, lo miró al “colega” con cara de “te agujereo a vos y todo” y tomó carrera.
Le agarró tan pero tan fuerte, y tan pero tan mal, que no solo erró el arco, sino que además ¡acertó una de las luces! que estaban sobre las gradas detrás del arco donde tiró el penal y ¡el sistema de iluminación quedó colgado de un cable!
La gente al toque salió corriendo del lugar por las dudas que se le caiga todo encima. El tipo, como si nada, volvió a su arco con cara de “yo no fui”.
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