Hace 55 años que doña Silvia García (75) se dedica a vestir y preparar virgencitas de Caacupé para la festividad mariana. El arte la acompaña desde chiquita. Siempre le gustó trabajar en este tipo de manualidades, pero ella asegura que ese don especial le dio la mismísima Virgencita de Caacupé ya que tenía un propósito muy claro con ella: “Quería que haga imágenes suyas para que su bendición se expanda a la gente”, expresó.

Doña García contó que es más que placentero tener que poner como “muñequita” a la santa patrona. “Lo que más me gusta de esto es como queda de hermosa la Virgen. Los clientes se van contentos porque la llevan muy linda”, siguió.

La kuñakarai explicó exactamente lo que hace. “Compramos la imagen ya pintada, yo lo que hago es confeccionarle su vestuario, la visto y le coloco los bucles que vienen en bolsitas y yo tengo que preparar”, siguió.

Por día tiene lista entre 15 y 20 virgencitas y así también como hace las vende. “Estoy trabajando acá con mi hija en su santería. Yo preparo todo y ella vende”, siguió.

Para prepararle su ropita tiene cartulina, ropita y el cabello le compra de una tienda que funciona en la ciudad. “Todavía no son tantos los peregrinos, pero los que llegan ya compran y eso para nosotros ya es algo. Realmente estamos preparándonos mucho para recibirle de la mejor manera a los católicos que lleguen hasta acá”, expresó.

Su local está ahí nomás al costado de la Basílica de Caacupé sobre la calle Concepción.

DATO

DE TODO

Además de la Virgen caacupeña, doña Silvia también prepara a otros santos. Todo dependiendo de la época, los santo ára y pedidos de la gente. A full se van con ella los que ya la conocen.

Vendía chipa en su “época dorada”, he’i

Ña Silvia recordó que antes de dedicarse a la venta de las vírgenes vendían chipa con su difunto esposo. “Empezamos de abajo, con ventas en la calle y luego ya pudimos tener nuestra chipería con empleados que salían a vender”, dijo. Comentó que fueron épocas doradas de la venta de la chipa hasta que llegó la competencia y las ventas eran menos.

“Mandábamos a Asunción -recuerdo- para vender, nos iba muy bien pero ya empezaron a haber más gente que vende y tuvimos que optar por abrir una santería. Ahora mi hija tiene su santería propia y yo ya le ayudo nomás”, agregó.

Allí es donde empezó a utilizar su don de artista y desde ese entonces se dedica a vestir y dejar “pipí cucú” a la patrona de la capital espiritual del país.

CIFRA

50.000 GUARANÍES

Cuesta la Virgencita Azul más baratita en la Santería “Santa Lucía”. Los precios varían de acuerdo al tamaño.

300.000

GUARANÍES

Es el precio de la virgen más grandota. Ella sí que ya lleva mucho más trabajo que las demás vírgenes.