Con mucho amor, paciencia y ayuda de sus nietos armó el regalo para la santa patrona

Gratitud, esperanza y una confianza inquebrantable en la Madre de Dios. Esos son los sentimientos de los se que colma el corazón de cada paraguayo, que desde pequeño creció bajo el manto protector de la Virgen de Caacupé.

Cada vez estamos más cerca del 8 de diciembre. Y cada día que pasa, las historias de los fieles a la patrona del país son más mucho, más sorprendentes. La señora Fidalina Arce, oriunda de la ciudad de Ypacaraí, por medio de una artesanía que preparó para obsequiar a la Madre, demostró que en su vida nada le fue imposible gracias a su fe.

“Ella es no vidente, y siempre fue muy guapa. Nunca tuvo problemas para hacer cosas, hasta cocina. A veces ya la gente duda de que ella no ve y dicen que seguro ve un poco (risas), siempre fue muy devota a la Virgen de Caacupé”, así Viviana Arce, nieta de la doña vale, comenzaba a contar a Crónica la historia del rosario de croché que su abuelita tejió durante un mes para llevarle de ofrenda a la señora de los milagros, de nuestra capital espiritual.

MUY GUAPA

“De su grupo de la iglesia luego le eligieron para ir a rezar el rosario en una de las capillas del santuario y eso le puso muy contenta. Así que preparó todo. Primero comenzó con las pelotitas, todo el tiempo tejía, a veces hasta de madrugada. Nosotros le decíamos que descanse ya y nos decía que no. ‘Aterminasé la che rosario’, he’i. Una vez que hizo todo si que tuvo que almidonar y después para armar ya nos pidió ayuda a nosotros (sus nietos)”, contó Viviana.

Todos juntos le dieron forma al rosario una vez que la abuelita terminó de tejer las cuentas. Anteayer, la doña fue a llevar a la Madre la ofrenda que preparó con tanto amor, y allí le pidieron que de manera oficial el trabajo sea entregado en una de las misas próximas a la fecha de la Virgen.

La doña es todo un ejemplo

Doña Fidalina tiene 69 años y quedó sin poder ver después de su último parto. Tuvo tres hijos. Pero la pérdida de su visión nunca le impidió hacer lo que más quería. “Ella es la que reza el rosario acá en el barrio, la ñembo’eýva. Nosotros estamos en el barrio Santa Rosa y siempre con mis hermanos le llevamos a los rezos y eso. Nosotros nos criamos con ella, es nuestra mamá, así nomás luego le decimos desde que nuestra mamá falleció”, omombe’u Viviana, quien he’i que siempre van a estar agradecida con su abuelita, quien es un verdadero ejemplo y una gran kuña guapa.

Dato:

RE-PURETE

La cruz con la que le dieron el toque final a la santa herramienta de oraciones, la abuela compró de Caacupé. Por lo que la obra de arte es exclusivaite.

Cifra: 30 días

fue el tiempo que le tomó a la doña hacer cada una de las 59 cuentas que en total tiene el santo rosario.