POR JORGE IZQUIERDO

Por lo general, la madurez y plenitud de los arqueros suele ser pasando los 30 años, y el golero de Capiatá, Víctor Samudio (32 años), está en un gran momento, por lo menos a nivel personal.

Como él mismo lo señaló en contacto con Crónica, “debo aprovechar las oportunidades que se me presentan, ahora estoy jugando más y como todo jugador, sueño con llegar a uno de los más grandes. Es lo que siempre digo, soñar no cuesta nada y para lograr eso, uno debe sacrificarse bastante”.

Justamente, el pelotero paranaense sabe y mucho lo que es el sacrificio, porque desde muy joven batalló mucho para llegar al lugar en el que está ahora. “Vengo de una familia humilde y trabajadora. Desde muy joven trabajé en la chacra, mis padres me enseñaron que debo trabajar para lograr las cosas que me propongo en la vida”, le bajó.

“Ajapo ikatumíva, añoty avati ha mandi’o. Luego empecé a jugar al fútbol y de a poco me fui abriendo camino. Siempre tuve el apoyo de mi familia y eso es algo que quiero retribuirlo de la mejor manera”, siguió diciendo el golero.

Víctor vino del Interligas al “Escobero” en el 2013, pero una lesión de su muñeca le impidió jugar casi un año. “Pasé muchas cosas malas y feas. Aguanté bastante y ahora estoy jugando de seguido gracias a Dios y voy a procurar para llegar lejos. Si se llega a dar una transferencia para el año que viene, será un paso muy importante en mi carrera. En lo económico siempre será más rentable en un equipo del exterior, si no se da, seguiré trabajando de la mejor manera”, remató.

“Tenemos dos finales, no depende solo de nosotros para lograr la salvación, pero el grupo está unido y vamos a dar pelea hasta lo último”, sintetizó, en cuanto al incómodo momento de Capiatá.

KM 7

Es donde está ubicada la familia de Víctor Samudio, en Ciudad del Este.