Alan tiene 17 años, es futbolista y bombero. Una situación vai le llevó a vivir un momento más que intenso en su vida de rescatista.

En ocasiones, la vida te coloca en un espacio y tiempo muy difícil en los cuáles debes dar lo mejor para poder hasta salvar muchas vidas. Eso justamente le sucedió a Alan Galeano, un joven futbolista de 17 años del club 12 de Octubre de la ciudad de Itauguá. Su día transcurría con toda normalidad mientras se dirigía a su centro de entrenamiento, cuando un aviso del chofer lo puso en una situación bastante complicada y fuerte que le tocó enfrentar.

“El chofer se detiene y dice en voz alta ‘pemañami péa, pemañami péa’ y al terminar de decir todo eso me doy la vuelta y al mirar me percato de que una camioneta cabina doble empieza a dar vueltas sin detenerse”, dijo a Crónica el mitãrusu.

Fue ese el momento en donde Alan se dio cuenta de que algo tenía que hacer, por lo cual pidió al micrero que se detenga, ya que él tenía que ayudar a las personas afectadas en ese accidente. “Yo soy bombero”, gritó. El chofer y la acompañante estaban fuera del vehículo, pero Alan captó que estas personas no estaban solas, ya que escuchó gritos provenientes de la camioneta.

“Sin esperar que lleguen los bomberos u otra asistencia, rompí el parabrisas delantero y entré a sacar a un niño de aproximadamente 9 años de edad, me da un abrazo muy fuerte y me dice que me quiere mucho”, relató emocionado el joven. Tras rescatar al primer menor, saca a otro menor fuera del vehículo y los traslada hasta un lugar un poco más seguro. “Yo les dije que todo iba a estar bien y los niños me agradecieron muchísimo, es algo inolvidable para mí”, finalizó el joven.

Desconocido le llevó a su práctica

Sin lugar a dudas, la hazaña realizada por este joven es demasiado grande, por lo cual muchas personas que estaban por la zona le felicitaron. Tras terminar su rescate y percatarse de que el accidente fue solo daños materiales, Alan aseguró que siguió su camino. El bus que lo tenía que llevar hasta su destino ya no estaba y el mitãrusu necesitaba seguir su camino. Por suerte, como si cayera del cielo, Alan pudo dirigirse de nuevo hasta su entrenamiento gracias a una persona que prácticamente cayó del cielo. “Me retiré de ahí con un sujeto que iba camino a Itauguá, que fue muy amable al llevarme para poder llegar a tiempo en mi práctica”, añadió.

“Me dio una alivio en el corazón al saber que estaba sano”

Las ganas y la predisposición para ayudar a los que estén pasando por una situación similar, es una característica de Alan, y según él, avei está para eso debido a que dio su palabra cuando asumió su compromiso como bombero. “Fue muy fuerte todo lo que pasó, pero siempre estaría para ayudar a cualquier persona que precise, mi juramento como bombero fue que daría la vida si fuese necesario”, dijo. Alan aseguró que pese a que estaba consternado por lo sucedido, el abrazo de agradecimiento del peque lo alivió bastante. “Me dio un alivio en el corazón al saber que estaba sano y por eso pudo abrazarme y que sin conocerme me dio un cariño muy grande, me sentí feliz, me sentí con ganas de mucho más”, expresó.

FELICITACIONES. Alan contó a Crónica que tras llegar a su lugar de entrenamiento todos sus compañeros lo aplaudieron y felicitaron por su gran gesto con las personas accidentadas.

NO SUPO MÁS. Agregó que pese a haber estado unos minutos en compañía de los menores no supo más nada de ellos. Los afectados solo tuvieron heridas leves, lo cual le tranquilizó he’i.