ARGENTINA. Estefanía Carrizo y Mario Veragua estaban preparando la boda de sus sueños, ya tenían todo listo, pero jamás pensaron la mala jugada que le iba a hacer el encargado de la comida.
Lucas Raúl Oro era el encargado del catering y prometió el morfi de lujo para la gran farra, entre los que habría sándwiches, empanadas, parrilla libre y copa helada de postre, además de las bebidas. Pero jamás apareció.
Cuando estaban todos los invitados ya ubicados en la mesa y los novios muy felices, las barrigas comenzaron a hacer ruido. El hambre ya se instaló en la fiesta, pero ni de gua’u que iba a aparecer algún bocadito mba’e.
El hombre que tenía que traer la comida jamás llegó y los novios desesperados tuvieron que salir a la calle para buscar algo y dar de comer a sus invitados. Lo primero que encontraron fue un almacén, de donde compraron fiambre a tutiplén y pan.
“No estaba ni la parrillada, ni el helado, ni nunca llegó la pierna de ternera, ni la pizza, ni las bebidas. Ni siquiera el hielo trajo. Tuvimos que ir a comprar algunas bebidas y algo de fiambre que lo cortamos en pedacitos y los pusimos en platos. La gente –por los 100 invitados– se miraba la cara, una vergüenza”, he’i el novio al diario Tiempo de San Juan.
Pero eso no fue todo, porque el hombre también tenía a su cargo los mozos, quienes no vieron tampoco ningún centavo.
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