Esta es una de las tantas locuras de amor que dejan mal parados a aquellos que dicen que no hay pareja que dure tanto tiempo juntos. La historia de don Nicanor González (90) y Basilia Rolón (90) parece haberse quitado de algún cuento de hadas que no tiene final.
En esta fecha tan especial cumplen ¡70 años de casados! Los abuelitos romanticones aseguran que se quieren con el mismo amor que sintieron en aquellos tiempos de juventud y les encanta disfrutar de la adorable compañía de sus hijos y nietos, quienes les brindan todo su afecto y gratitud.
Hoy, desde su “nidito de amor”, ubicado en la ciudad de Pirayú, responden a la pregunta de ¿cuál es el secreto para mantener una relación de pareja toda la vida? “Sencillo, amor, fidelidad pura y saber lo que el otro quiere y ponerse en su lugar”, respondieron.
Los abuelitos saben que son como una “especie de extinción” en esta época donde en la sociedad se puso de “moda” los divorcios y las separaciones. Es por eso que cada vez que tienen la oportunidad animan a los jóvenes a seguir creyendo en la fidelidad de los vínculos y, sobre todo, a querer construir un proyecto de vida que los haga felices en compañía de la persona amada.
“Comprensión, cariño y respeto por sobre todas las cosas, esa es la clave para que la relación fluya y se mantenga en el tiempo”, dijo orgullosa doña Basilia.
“Eso se está perdiendo (la fidelidad) y cada vez más. Es muy triste”, agregó don Nicanor y dijo que “los jóvenes deben pedir consejos a los experimentados para que eso no se pierda del todo”, tiró.
“Pasaron 70 años y seguimos como cuando éramos jóvenes. Y así nos iremos de aquí. Ojalá que nuestra historia sirva a los jóvenes de hoy en día para que si piensan dar ese paso fundamental que es el casamiento. Siempre le aconsejamos. Tienen que tener en claro ese pasaje bíblico que dice que marido y mujer deben ser un solo cuerpo. Ser uno solo. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”, dijeron.
Caminaba kilómetros solo para verla
En febrero del año 1950, don Nicanor y doña Basilia se juraron amor eterno ante el altar de Dios en la iglesia de Pirayú, cuando ambos tenían 20 años de edad (don Nicanor nació el 30 de enero de 1930 y doña Basilia, el 14 de junio de 1929). “Ella es iteña hína. Un día le vi por Pirayú, ahupi chupe ikambuchi (le ayudé a alzar su cántaro que llevaba). Ahí le hablé, nos entendimos, nos hicimos amigos y luego che rova’atãvema (fui más caradura) y ya llegué a su casa a visitarle (ríe)”, contó don Nicanor.
“Ella con su familia se mudaron a Pirayú. Aguata kilómetros y kilómetros para hablar con ella porque aprovechaba cuando se iba a la casa de su patrona. A veces se escondía de mí, pero che rova’atã y conseguí lo que quería, que era casarme con ella”, añadió.
Ser consejero de los jóvenes, es para que no se pierdan en vicios
Don Nicanor comentó que desde mitã’i trabajó en la agricultura para ayudar a su mamá (madre soltera) y, hasta ahora, se dedica a cultivar la huerta. “Esa es mi pasión. Soy hijo único y desde los 12 años que trabajo en la chacra para ayudar a mi mamá. Y haciendo eso le conocí a mi mujer y le conquisté. Eso me ayudó porque trabajé siempre honradamente, eso me enseñaron”, dijo. El karai he’i que lo que más le preocupa en los jóvenes es cómo se dejan ganar con los vicios. “Antes ni alcohol tomábamos, ahora los jóvenes como que se pierden en eso. Siempre tratamos de aconsejar que eso no está bien”, finalizó.
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