En un barrio de San Ignacio Misiones armaron el karu guasu para quienes viven del día a día y ahora están siendo afectados por la cuarentena.

El coronavirus, a más de crear zozobra en la sociedad también sacude económicamente al rollo, sobre todo a esas personas que viven del día a día. Paraguay todavía no ve la luz al final del túnel, pero aun así se encendió la llama de la esperanza con muestras de solidaridad, amor y por sobre todo afinidad con el prójimo.

Esta es la situación que se está dando en el barrio Santo Ángel de San Ignacio Misiones, donde un grupo de voluntarios al ver la necesidad de quienes ya no están trabajando por las restricciones que hay ahora, empezaron a hacer una olla comunitaria gracias a la cual le dan de comer a 300 personas aproximadamente.

Diego González fue quien tuvo la idea de organizar todo. Relató a Crónica qué hace años tienen un comedor que ya no funcionaba, pero que con esta sitú vai decidieron reactivarlo, debido a que muchos jornaleros ya están pasando hambre.

“Hay gente que está en situación muy vulnerable, gente que vive del día a día. Acá hay yuyeras, vendedores, están los que viven de la corpida de pasto que ahora mismo ya están sin recibir su ganancia diaria y por lo tanto no tienen qué comer. A esas personas nosotros les estamos ayudando y vamos a seguir porque esto va para rato”, comentó Diego.

Agregó que muchas personas van llegando con sus criaturas y se les da comida. “Pedimos ayuda de las autoridades municipales, pero recibimos una negativa al respecto. Entonces esto es posible gracias a la Gobernación que nos donó muchísima carne, gracias a paraguayos que están en España que también nos están donando y otras personas que están dando su grano de arena”, expresó.

MENU. Ayer para el almuerzo prepararon guiso de pollo, bori bori de pollo y puchero. Estos menús van variando de acuerdo al día. Se toman los recaudos sanitarios a la hora de preparar y servir.

Quieren llegar a más de 1.000 personas al día

Hasta ahora son unas 300 las personas que están siendo beneficiadas, pero la idea es poder dar de comer a más de 1.000 personas, porque no solo llega gente del barrio sino también personas de otras zonas, he’i. “Cada vez vamos sumando más manos, más personas que van a ayudar ahora ya vamos a tener 5 ollas populares. Con eso queremos llegar a 1.000 personas”, comentó.

Ellos reparten a la mañana el desayuno y ya luego para el almuerzo preparan diversos platos. “Tratamos de variar un poco. Hacemos platos económicos bien saludables y tomamos las medidas de higiene requeridas”, expresó Diego.

Piden distanciamiento, que se laven las manos y no van en masa

Una olla popular significa también aglomeración de gente, lo que ahora está prohibido, pero como esta es una sitú de emergencia los organizadores están tomando los recaudos necesarios para evitar cualquier tipo de contacto cercano entre las personas. Se pide a todos que mantengan cierto distanciamiento a la hora de servir la comida. Siempre se lavan las manos para ser servidos. Pero además lo bueno es que la gente no se va de una vez, en “manada”, porque van apareciendo de a poco, he’i. Todas las personas son gente de escasos recursos que con ciertas tareas al día suelen juntar para sobrevivir, pero ahora no pueden por la situación por la que atraviesa el país.