Don Carlos trabaja como delivery, y cuenta que teme mucho por su familia
Muchos son los soldados que van al frente en esta dura batalla. Están ahí, para luchar por los suyos sabiendo que hay un enemigo que ataca de manera silenciosa y muchas veces letal. Pero no hay tiempo para pensar. Hay que salir a pelear y él lo sabe.
Cada mañana, después de despertar, comienza la cuenta regresiva para enfrentar todos los miedos. “Me despido de los míos con temor de que en algún momento del día resulte infectado y termine contagiando a mi familia… A mis hijos que son todo para mí. Pero no tengo elección”, es lo primero que sale de boca de Carlos Damián Céspedes (40), cuando se le propone una nota en Crónica.
Carlos se dedica a un servicio de delivery. Es una opción salvatore hoy en día, “por un lado, es una bendición para nosotros estar en este rubro porque, por el contrario del pueblo en general podemos trabajar y sustentar a la familia. Pero, por otro lado, es un estar atento permanentemente. Saber que si cometés algún descuido, podés contagiarte”.
Sabe a qué está expuesto y es consciente. “Temo por mis hijos… yo tal vez aguante la enfermedad, pero tengo niños pequeños”, cuenta hasta donde la voz lo deja. Se queda sin aliento. Toma aire y dice, con tono de papá preocupado, “son cinco mis hijos”.
Para él y otros deliverys, salir de sus casas a diario es una constante exposición, pero a pesar de todo hace este servicio para la página “Mercado4vende”.
“Salgo de casa con alegría y agradecimiento. No te niego, sé que algún día puede pasar algo. Pero no pienso lo peor tampoco. Tengo fe en que un ser superior me cuida en todo momento”, expresó el don.
Una mirada desde el retrovisor de la moto
Salir a las calles ya no es igual en medio de esta crisis.
“Haciendo una comparación, yo veo esto como una oportunidad de crecimiento personal y, por qué no, de crecimiento para el país. Esto es demostrar, como siempre, que sea la situación que sea el paraguayo es solidario y que nuestros pechos ¡siempre serán las murallas!”, dice lleno de orgullo Carlos.
“Hoy en día el Covid-19 es la amenaza más constante, creo que la delincuencia al menos disminuyó con todas las restricciones. Lo que realmente da miedo es que esto se descontrole si la gente no toma en serio lo que está pasando”, omombe’u a Crónica preocupado por la realidad social en la que están sumergidos.
Con “gracias” y mbochivu de alcohol, así son recibidos
Cada entrega de cada pedido es hacer contacto con diferentes tipos de personas, pero —según Carlos— hay un común denominador entre todos: la gratitud y la consciencia.
“Todas las personas me reciben superbién. La mayoría agradece el servicio que estamos brindando. También me pone contento que las personas toman las medidas al recibir los pedidos, rociando las bolsas con lavandina o alcohol”, comentó. Dijo que su laburo lo hace sin sentir que está equivocado.
“No me arrepiento. Hasta el año pasado yo era empleado privado y recién desde diciembre incursioné en el mundo del delivery. Increíble cómo Dios sabe hacer las cosas. Este es justo uno de los pocos rubros que puede trabajar. Lo hacemos por necesidad, y se siente bien saber que ayudamos en cierto modo a que el virus no si siga propagando en la población”, he’i.
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