“Vi almas en pena o escuché a espíritus, pero esas experiencias no se comparan con el pánico con que trabajamos ahora”, he’i.

Es el momento más doloroso. Despedir a quien fallece, desde siempre, convoca a familiares y amigos. Pero en estos tiempos de coronavirus, cualquier aglomeración de gente puede ser un vehículo de transmisión para el virus.

Los cementerios no son la excepción. Y sí: muere gente todos los días, pero ya nada es igual en los camposantos, confiesan los que dedican sus días a dejar en su última morada a los fallecidos.

“Es raro no escuchar a alguien decir una sola palabra en la cruz mayor. La despedida en silencio es más triste y dolorosa para todos, incluso para nosotros que nos acostumbramos a ser muchas veces sostén emocional de la gente. Los cuerpos llegan y en 5 minutos termina todo”, dice William Bobadilla (26).

El joven es sepulturero en el cementerio de La Recoleta, oficio que lo heredó de su papá, don Manuel Bobadilla.

A la inusual forma de hacer el entierro, los sepultureros le suman algo más. Son conscientes que ahora más que nunca codean con la muerte porque todos los casos lo toman como si fuese de Covid-19.

“Ahora más que nunca la muerte ronda entre nosotros. Trabajamos con miedo y temor, pero no nos queda de otra. Muchas veces vi almas en pena o escuché a espíritus, pero esas experiencias no se comparan con el pánico con que trabajamos ahora. El virus puede estar en cualquier parte y más en alguien que falleció, es todo muy incierto. Pero le hacemos frente a este mal con valentía, responsabilidad y con oraciones a Dios”, dijo por su parte don Eugenio Ramírez, también sepulturero.

Primero ahora preguntan ¿de qué se murió?

Bobadilla comentó que hasta el momento no les tocó enterrar a nadie con Covid-19, pero que todos los casos lo tratan como tal. “Cuando llega un cuerpo lo primero que todos preguntan es ¿de qué se murió? O sea, cambió todo desde que entró este virus. Se permite que hasta 5 personas estén presentes en el entierro, pero eso es todo”, informa.

“Mucha gente nos ve como simples transportadores de almas. Pero puedo asegurar que lo único que queremos hacer es darles dignidad a los muertos. Y ahora lo hacemos, pero ya no como antes, sino todo más rápido”, finalizó.

Un lugar especial para muertes por Covid-19

Por su parte, don Osvaldo Marín, administrador del cementerio de La Recoleta, explicó que el cuidado es lo primordial en los trabajadores del camposanto.

“Tomamos todas las medidas correspondientes con equipos, tapabocas, alcohol en gel, desinfección, etc. Todos somos conscientes de eso. Los sepultureros mayores de 60 años están con un permiso especial”, dijo. “Estamos preparados para lo peor, pero esperando que eso no suceda”, añadió. Al respecto, Marín comentó que ya están viendo un lugar especial para muertos por Covid-19. “Uno no sabe lo que pueda llegar a pasar.

Estamos viendo el tema del espacio para que todo lo que sean muertes por Covid-19 se les ponga a todos en una misma zona. Está prohibido meterles en panteón particular, deben ir bajo tierra y mínimo se tiene que cavar 1,50 a 3 metros para cada cuerpo. Hasta ahora estamos preparados para recibir 50 cuerpos de muertes por coronavirus”, dijo.