La “casa de Dios” se vio tocada en lo profundo por los que no resistieron a ese diablo que llevan adentro…

“Ya no sé si confiar. No sé si es mejor estar cerca o alejada de la Iglesia”, reflexionó en su cuenta de Facebook Nancy Morel. La frase de la mujer era con relación a los casos que se dieron a conocer en los últimos días de un cura, a quien acusaron de abuso sexual y de un catequista que habría aprovechado de al menos 20 personas haciendo uso de su condición de hombre religioso. Así como Nancy, así se sienten muchos creyentes. Desconfiados.

El obispo Amancio Benítez, secretario de la Conferencia Episcopal Paraguaya, salió a hablar con Crónica en nombre de la Iglesia. Su respuesta fue contundente: “Duele ver a los compañeros caer. Duele muchísimo. Pero a la gente le digo que no tengan miedo, acérquense y busquen siempre ayuda en la Iglesia”, dijo.

“Me tocó ver caer a compañeros y duele. Eso pasa por un problema psicológico particular. El diablo actúa siempre, pero no es más fuerte si la persona está bien formada, actúa con buena intención y con el espíritu de Cristo. No podemos culpar netamente al diablo porque eso es un poco esquivar la responsabilidad”, aseguró.

“Esto pasa porque la persona (cura) no es sincera al momento de ser evaluada y formada en el seminario, es decir, son astutas y esconden bien sus maldades. Entonces, al tener estas responsabilidades muestran sus verdaderas intenciones que lastimosamente causan mucho daño en personas, familias y en la Iglesia”, agregó.

Monseñor Benítez comentó que están también los que “invocan” a la Iglesia Católica para hacer sus barbaridades.

“Recomendamos siempre a las personas que no acudan a grupos ‘religiosos’ kañyhápe y clandestinos. Es que así pueden caer en sectas, o en manos de personas que invocan a la Iglesia Católica y tienen otras intenciones enfermizas. El encuentro debe ser institucional, un lugar público de una iglesia y saber siempre quiénes son los responsables”, sostuvo.

IDENTIFICAR

“En la formación de sacerdotes (11 años como formador) cuidamos todos los aspectos psicológicos con estudios. Tratamos de identificar a los que tienen problemas y de no dejar que continúen en su formación”, contó Benítez.

POCOS LLEGAN

“De los jóvenes que llegan al seminario, se ordenan apenas el 20%. De 50 seminaristas que se forman en 8 años solo llegan a ordenarse 10 y de esos 10 pueden haber infiltrados con malas intenciones porque no son sinceros”, sostuvo.

“Anteriormente se cuidaba el prestigio de la Iglesia”

“Anteriormente se cuidaba mucho lo que es el prestigio de la Iglesia, se tenía en cuenta el escándalo que podía ocasionar y que había que cuidar al sacerdote si cometía una fechoría o delito. Y eso causaba más daño. Solo se le cambiaba de parroquia, se le enviaba al exterior y eso era peor. Se tenía esa mentalidad. Ahora eso cambió completamente con el papa Francisco”, dijo monseñor Benítez.

“Por ejemplo, si nos llega una denuncia en contra de un pa’i, inmediatamente le separamos de la parroquia e inmediatamente uno tiene que ir a la Fiscalía a hacer la denuncia. Esa es la recomendación. La prioridad es la víctima”, sostuvo.

Curas que decidieron colgar la sotana y formar familias

“Están también los sacerdotes que no son fieles al celibato. Nosotros juramos eso y muchas veces eso sucede porque no son sinceros. Por eso la formación en el seminario es de 8 años. Allí uno se prueba. Es como un noviazgo, si uno en el noviazgo no se entiende con su pareja de balde se va a casar, y esto es así cuando un seminarista no se ve para vivir soltero, con toda la formación e indicación que se le da, bueno, mejor no ser sacerdote”, sostuvo.

“He visto casos en que aparece una mujer y se aprovecha de la debilidad del sacerdote. También los que llevaban doble vida, es decir, tenía su mujer y era sacerdote a la vez y así causaban más daño. Muchos fueron coherentes y dijeron ‘ya no quiero ser sacerdote, voy a salir y formar mi familia’ y eso se valora mucho más a personas que son así sinceras y coherentes”, finalizó.