Aceptó correr por primera vez a cambio de un pasaje para ir junto a su abuelo. Enterate de su fascinante historia.

• Por Juan Vicente Duarte
• @juanceo71

Allá por el 2002, el destino de Derlis Ramón Ayala Sánchez quedó marcado a fuego.

En su Ciudad del Este natal, pasaba sus horas entre el trabajo en el vivero de un tío y las carencias propias de un niño de 12 años, que crecía sin la imagen materna.

La carrera del 3 de Febrero, fecha de San Blas, patrono de la ciudad, se preparaba con la expectativa propia de una tradición que venía de años, pero Derlis ni siquiera tenía el interés de embarcarse en correr los escasos 800 metros que marcaban la hoja de ruta de la breve competencia. Sin embargo, una promesa lo hizo cambiar de opinión.

“Fue de la nada prácticamente. Qué pio yo iba a correr. Mi tío me dice, inscribite y mañana corremos. Yo le dije que no, pero como yo tengo un abuelo que es mi ídolo prácticamente, que vive en Tavapy (60 km de Ciudad del Este) y al que demasiado quería ver, mi tío me dice que me iba a regalar el pasaje si ganaba la carrera. Fue así que me presenté, con un shorcito Paraguay cortísimo. Me asusté luego, porque todos los atletas brasileños estaban muy bien vestidos, con esos championes Olimpic de la gran siete. Yo apenas tenía un champión viejo que te hacía sentir todo el asfalto”, fue lo primero que recordó Derlis en charla con Crónica.

Lo que vino después fue aún más espectacular. “La carrera era solo desde la Municipalidad hasta una pizzería. Empecé a correr y venía en los últimos lugares, pero después me acordé de mi pasaje y ahí le metí turbo en una bajada, rapidísimo. Lo que sí, gané la primera carrera. Cuando subo al podio, me sentí el tipo más feliz de la vida. Nunca en mi vida estuve tan feliz”, subrayó.

RÉCORD NACIONAL

Derlis posee actualmente el récord nacional, que lo logró en la maratón de Buenos Aires (42 km) 2019, donde también se hizo con el título sudamericano en un tiempo de 2h10m27seg.

A TOKIO 2021

Por su gran desempeño, logró su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, que se postergó para el 2021. Participará con la marca “A”; es decir, entre los mejores.

BIEN ARRIBA

Derlis ganó por derecho propio la categoría de atleta de élite, que le abrió la posibilidad de participar en las mejores maratones del mundo. Un logro muy meritorio.

“Les vendía championes a los policías para poder sobrevivir”

Un tiempo después de aquel inicio “glorioso”, Derlis decidió venir a Asunción. “Vine solo, tenía 15 años y me mantenía como podía. Vivía en el predio del COP en Ñu Guasu y para suerte mía, los cadetes de la Policía Nacional entrenaban ahí. Aprendí a jugar piqui, vóley y billar y les ganaba a todos. Con la plata que les ganaba, me iba a comprar championes (de una conocida marca) y les vendía a cuotas para poder sobrevivir. Así estuve hasta que uno de los policías me pilló y se fue al mazo mi negocio, jajaja. Ahí viví tres años y después me mudé un par de veces a casa de unos amigos, hasta que luego fui a vivir a casa de Mirtha Doldán (presidenta de Paraguay Marathon Club), que prácticamente me adoptó”, recordó.

Decepciones, consagración y… ¡las becas!

Derlis reconoce que pese a haber logrado imponer condiciones a medida que competía, la sitú económica y falta de apoyo le hicieron pensar más de una vez en declarar so’o todo y volver a su ciudad a trabajar en otra cosa. “Claro que lo pensé muchas veces, pero después volvía a insistir, porque cuando me pongo una meta trato de luchar siempre por conseguir ese objetivo, eso me motivaba. Y la posibilidad de dejar una huella por todo lo que logré tras participar en Juegos Olímpicos, mundial de mayores, juveniles, en los sudamericanos”, refiere.

Agregó que su recompensa la tuvo cuando por fin pudo acceder a una beca. Primero en la categoría C, hasta el año pasado la B y gracias a sus logros deportivos y récord, desde este año, a la máxima categoría que es la “A”.

“Ahora me estoy preparando acá en Ciudad del Este, ya mirando la maratón de Valencia el 6 de diciembre. Debido a la pandemia, se hace una selección de los mejores y por suerte, ya me confirmaron.

“Los kenianos siempre van a ser los mejores maratonistas”

Como todo deportista, Derlis también tiene a sus referentes en el atletismo. Citó a dos: Eliud Kipchoge (keniano, medalla de oro en Río 2016) y Mo Farah (británico, de origen somalí). “Corrí con ellos en Londres y era lo máximo, pero cuando llegás a un alto nivel de atletismo ya decís ‘yo tengo que ser mi propio ídolo’”.

Eso sí, reconoce que los los kenianos están un escalón arriba. “Estuve en Kenia, y yo te aseguro que no solo es la necesidad, ya les estudiaron y tienen algo mejor que nosotros. Te van a ganar siempre, fisiológicamente son mejores, el hueso luego parece que es más liviano que el nuestro. Ivevuive hikúai (son más livianos). Yo soy gordo delante de ellos, Kenia es un país maratonista, nacieron para eso, y te puedo decir que los kenianos siempre van a ser los mejores maratonistas”, sentenció.

El día que casi lloró cuando le confiscaron sus gaseosas

Anécdotas siempre hay y Derlis recuerda una muy especial. “Fue cuando fui a mi primer campeonato del mundo en República Checa. En el avión, llené mi mochila con esas gaseosas personales (Coca Cola) que servían, demasiado me gustaba. Pero cuando llegué al aeropuerto de París, me sacaron todito. Haimete che rasê (casi lloré). Yo no sabía que no se podía cruzar con eso. Che nio colectivo pente aiko. Pero son cosas que pasan”, recordó con humor.

Ayala agregó que su idea es llegar hasta los Juegos Olímpicos de París 2024 y luego retirarse. “Me gustaría estar al máximo nivel unos seis años más y después correr maratones para generar más dinero. Y claro, ser entrenador, para eso me estoy preparando”, concluyó.