A ella le dijeron que su ex murió en un accidente de tránsito, que incluso le iban a pasar el video y el certificado de defunción. Por supuesto, no pasó de ser una mentira más, sigue vivo como si nada ndaje

Con la intención de gestionar mi divorcio llegué al Registro Civil. Después de esperar un rato, me atiende una funcionaria. Buscó una y otra vez en el archivo los datos y encontró que mi ex se casó con otra mujer hace ¡10 años!

Ese fue una de las sorpresas que nunca esperé recibir en mi vida. Me casé cuando apenas tenía 19 años siguiendo los consejos de mi madre, en ese entonces había que cumplir con el pretendiente que pide la mano paro no apeligrar a la familia, porque si se rechaza puede el novio reaccionar mal.

Un día, alertada por una amiga supe que mi esposo andaba con alguien, mientras yo trabajaba en un copetín como cocinera para mantener a mi hijo, porque él no la ayudaba en nada. No dudé y en ese mismo momento viajé a Asunción con mi hijo en brazo, con la ropa que tenía puesta después de haber comprobado la traición.

Ahovasa che pysã guasúpe chupe, digo casi treinta años después, todavía indignada recordando todos los momentos sufridos. Ya en la capital, trabajé como empleada doméstica en varias casas para criar a mi hijo, hacerlo estudiar y sacar adelante, sin importarme días fríos, calurosos veranos, madrugué toda mi vida para cumplir con mi responsabilidad.

Este año le llamamos con mi abogada, le dije che apitota refirmá chéve la divorcio, había sido nde aipo bigamia mba’émbo rejapo hína ha eñembotav y reñembohoryse jey cherehe. Pidió tiempo y una vez más le di tiempo, por no querer perjudicarle y cumplido quince días le volví a llamar y me dice finalmente su abogado, mediante una conversación telefónica, que mi ex falleció en un accidente de tránsito, que incluso le iba a pasar el video y el certificado de defunción. Por supuesto, no pasó de ser una mentira más. Sigue vivo, como si nada.

Con tanto calvario, cansada de todo, por último llamé a finales de junio y después de muchos intentos conseguí hablar por teléfono, para preguntarle por última vez qué pensaba hacer para arreglar la situación… Mi ex, muy ofendido en tono prepotente me respondió que haga lo que quiera y sigo sin obtener mi divorcio, con la pandemia todo es más lento.

SOFÍA, DE ASUNCIÓN, 50

AÑOS

LA RESPUESTA: PESO CULTURAL LATINOAMERICANO

Deja en manos de la Justicia y empieza a cerrar heridas pasadas

La mayoría de las separaciones se producen por discusiones continuadas en la pareja, incompatibilidades o simple desgaste de la relación.

Hay veces que se pueden salvar y otras no, cuando ya se han gastado todos los cartuchos, en tu caso sigues sufriendo por no poder separarte legalmente para rehacer tu vida.

Algunas teorías señalan que la cultura tiene mucho peso a la hora de una situación en que no te quieren conceder el divorcio, suele pasar también con la prestación alimentaria en que una de las partes prefiere “quedar sin trabajo” antes que partir su sueldo con la expareja, por más que ese dinero sea para los hijos.

En la actualidad, según estadísticas mundiales, son más mujeres las que solicitan el divorcio que los hombres y el porcentaje de hombres que lo aceptan por las buenas es menor a 50 por ciento.

Pasa que en la cultura latinoamericana todavía se considera un “insulto” que una mujer deje al hombre, sea cual sea el motivo. Es una afrenta a su masculinidad y condición y, por lo tanto, ceder y firmar los documentos de la separación significa aceptar que “ofallá”. Aunque, según cuentas, existe el agravante de la bigamia, que tal vez lo hizo por desconocimiento de que se trata de un delito.

Deja las cosas en manos de tus abogados, mientras cierras las heridas del pasado y concentrate en tu bienestar emocional de ahora en adelante. Muchas gracias por compartir tu historia en Cosas del Corazón del diario Crónica.

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