Siempre estuvieron alertas, pues sabían que el pel igro les podía enf rentar en cualquier momento.

Los pasillos por donde siempre caminaban estaban llenos de criminales y un movimiento en falso podía significar, en el peor de los casos, una muerte segura.

Pese a que el penal de Ciudad del Este alberga a delincuentes muy peligrosos, estos no fueron los causantes del miedo y la preocupación que reina hasta ahora en este lugar.

Desde hace un mes el coronavirus fue el responsable de un ambiente lleno de miedo y tristeza en la penitenciaría, ya que además de poner a muchos en una situación complicada, a otros les ganó la batalla.

Dolores Giménez (64) fue la tercera funcionaria penitenciaria que perdió la vida a causa de las complicaciones que le generaron el maldito virus, y hoy queda en la memoria de sus compañeros y familiares, quienes la recuerdan como una mujer muy valiente.

“El la era una persona muy buena, nos adoptó como sus hijos y nosotros le adoptamos como nuestra mamá guasu. Así como todos, soñaba con acceder a su jubilación para disfrutar de sus familiares porque de acá no sabemos si salimos vivos o muertos”, dijo a Crónica Roque Fariña Escobar, agente penitenciario y compañero de Dolores.

Según explicó, su gran sonrisa y sus años dentro de la profesión la llevaron a tener un carácter superprotector, lo cual nunca podrán olvidar. Roque contó que el virus les trajo una realidad muy complicada que apenas pudieron sobrellevarla. “El covid es peor que un motín. El trabajo emocional que nos generó fue demasiado grande”, relató.

FAMILIA

Roque contó que desde que empezó la crisis sanitaria en el penal tuvieron que separarse de sus familias mientras esperaban los resultados del test. “El calor familiar, eso extrañamos mucho”, dijo.

CUARENTENA

A causa del aumento de los infectados que se dieron luego de los contagios masivos en el penal, Alto Paraná se mantiene en cuarentena total para evitar que el virus siga cobrándose más víctimas.

Luchan para poder jubilarse antes y así disfrutar un poco

Según nos comentó su compañero, Dolores llevaba 28 años de servicio penitenciario. Con sus 64 años de vida, solo le faltaba aguantar por uno más para poder acceder a la jubilación. Pero el virus la llevó antes de que pueda disfrutarlo, dejando una vez en evidencia la deficiencia del Estado en cuanto a los sistemas jubilatorios.

Roque contó que ellos también se manejan por la ley 1626 de la Función Pública, la cual establece que todos los funcionarios deben cumplir los 65 años de edad para acceder a la jubilación. “Nosotros estamos muy expuestos siempre, por eso estamos luchando por la ley orgánica. Ojalá algún día se nos de para que podamos disfrutar de nuestra jubilación con nuestra familia”, le bajó.

“A los internos no les importan los agentes penitenciarios”, declaró

Los días se volvieron interminables tanto para los reos como para los funcionarios del penal esteño desde que se reportaron los primeros casos de covid-19.

La angustia fue tanta que muchos tuvieron que recostarse por el apoyo de la familia para poder superarlo. “Eso nos ayudó mucho. Yo sentí mucho apoyo de mis familiares. Nosotros estamos en mucho peligro dentro del penal porque a los internos no les importan los agentes penitenciarios”, dijo Roque.

Explicó que ante eso, el sentimiento de apoyo entre los compañeros siempre fue muy fuerte, ya que son como la familia, lo bueno dentro del penal.

“Nos cuidamos mucho desde que sabemos de esa enfermedad, nos complicó mucho y tuvimos que despedir a compañeros muy importantes. No vamos a bajar la guardia, y vamos a salir de esta”, dijo esperanzado avei Fariña.