El esfuerzo y la perseverancia tienen su premio a la larga, sostiene Shirley Romina Velázquez Alarcón (27), más conocida como “Romina, la reina de los moños”.

Al igual que mucha gente la joven de se ingenia como puede para tener una entrada extra que le permita seguir con su hogar, estudios, su vida… a pesar de lo golpeada que está la economía mucho antes de la pandemia.

Su emprendimiento “Valen Chic” nació hace 2 años con la confección de moñitos y vinchas para su hija Valentina, la musa de sus sueños. El suyo, crecer más, producir más y poder proveer a otros negocios.

“Nació todo esto gracias a ella, tiene ahora 3 años y hace 2 años que empecé con la venta desde la página en el Facebook Valen Chic”, indicó la joven de 27 años que se recibe de licenciada en Administración de Empresas este año. Los pedidos los termina en media hora máximo con todos los detalles que le piden sus clientes. “Nada es imposible, no hay obstáculos que puedan detenernos si tenemos una meta”, indicó. La luqueña comenta que a pesar de la pandemia tiene pedidos, ya que también hace ventas al por mayor para la reventa no solo en Central sino también para Ciudad del Este, Encarnación, Chaco, Itacurubí de la Cordillera y otros que van sumando. “Empecé haciendo solo moños o vinchas luego fui agregando sombreros personalizados y ahora los más vendidos son los turbantes, vinchas de tela en diseños y modelos varios”, indicó.

LOS PRECIOS

Varían de acuerdo al material que utiliza, pero los moños van desde G. 6 mil, G. 10 mil, G. 15 mil hasta G. 25 mil los grandes. Mientras que las vinchas G. 15 mil, gorritas G. 20 mil a G. 25 mil.

Donará turbantes para las que hacen “quimio”

Los turbantes son las gorritas de tela con diseños varios que vienen simples y atados con moños. En invierno se utiliza bastante, en realidad es como un tocado diferente a las gorritas comunes.

También utilizan las niñas y señoras con cáncer o leucemia que tiene que pasar por el proceso de pérdida de sus cabellitos a raíz de la quimioterapia.

Romina se ofreció regalar a un grupo de mujeres que le pidieron del IPS, que contactaron con ella a través de las redes sociales.

“Es una forma de incentivarlas, ellas son las guerreras que están luchando por su vida contra la enfermedad”, agregó.

Los moñitos los realiza en su tiempo libre, al salir de su trabajo, llega a casa, después de todos los protocolos sanitarios le da un beso a su hija y luego se pone a trabajar hasta tarde en su taller.

Todo sea por seguir adelante con sus objetivos, metas y sueños.