Las aguas del río Paraguay siguen en baja, y a esta altura ya preocupa. En medio de ese caudal incierto sobre lo que el destino tiene escrito para este torrente de agua dulce, siguen saliendo a flote apariciones misteriosas.

Así como en su momento fueron embarcaciones de épocas pasadas o peñones que no se veían desde hace años, ahora le tocó el turno a una formación rocosa que va más allá de lo que tiene que ver no solo con la existencia de Paraguay, sino del ser humano mismo. ¡Mucho más allá!

Hundido en el olvido y el desconocimiento por millones de compatriotas, las aguas se abrieron para dejar al descubierto un islote que se conforma de rocas ígneas provenientes de un cráter volcánico extinto hace más de 30 millones de años, de acuerdo a los datos brindados por geólogos de nuestro país.

Según especificaron los que entienden del tema, es ta masa de roca forma parte de la misma falla geológica que conecta a los cerros de Lambaré, Tacumbú y Ñemby, cuya aparición data de hace nada menos 66 millones de años, casi la misma época en la que los dinosaurios daban sus últimos pasos por nuestro país y el resto el planeta.

La página en el Facebook denominada Geología del Paraguay describe al mismo como “el Volcán Itá Pytã Punta”, teniendo en cuenta su constitución de brechas volcánicas.

Sin dudas, un gran descubrimiento desde el punto de vista geológico.

2 HECTÁREAS

De acuerdo a las mediciones que se hicieron en el lugar, el islote tiene más o menos un par de hectáreas se superficie, con un poco más de un kilómetro de costas sobre el río Paraguay.

EN LÍNEA

Si se ve la formación desde el aire, y se conecta en línea recta con el cerro Ñemby, el cerro Lambaré queda justo en el mismo camino, con lo cual se comprueba su “parentezco”.

¡A solo 5 mil’i volcán, volcán a solo 5 mil’i!

Como era de esperarse, por más que se haya tardado unos 30 millones de años en ver lo que había debajo del río Paraguay, en solo 30 segundos los canoeros que están en los alrededores del mismo, y que salen de la zona de Itá Pytã Punta, aprovecharon el “nuevo atractivo” para hacer su agosto.

Por solo un 5 mil’i se puede llegar hasta el lugar y poner los pies sobre lo que alguna vez fue un cráter volcánico, hoy un islote de rocas.