¿Es real o imaginario?, más de uno se preguntó al ver las fotos en las redes sociales de un extraño agujero en medio del agua, rodeado de una impactante naturaleza. Como sacada de una peli de ciencia ficción, la “Laguna Naciente” tiene un peculiar pozo donde el agua se drena para que no inunde todo, está ubicada en Yhú, departamento de Caaguazú.

¿Será que conduce a l fondo de su corazón? En realidad el hoyo es como una represa que canaliza el agua, debajo hacia la calle, bordea el lago para dirigirla hacia uno de los 39 arroyos que tiene la ciudad cuyo nombre hace alusión al tesoro más valioso que hay en el planeta -más que el oro o el petróleo, los recursos hídricos. El camino para llegar a esta joya natural se llama Zapattini Cué, en el establecimiento “Guapoy”, es una estancia privada por ahora cerrada a los visitantes hasta nuevo aviso por culpa de un incendio irresponsable causado presumiblemente por algunos desubicados.

“Yhú significa el agua que fluye, que corre del acuífero hacia el Paraná, es una bendición que tenemos, el nombre también se refiere a la mujer que da la vida, que fecunda. El agua en guaraní es sinónimo de productiva o reproductiva, fecundidad”, se explayó Arturo Rey, en el programa “Bitácora del Viajero”, que se emite por radio Ñandutí.

El intendente se comprometió a ver los medios para fomentar el turismo en la zona, colocando cartey concienciar en cuidar la riqueza natural. Y cuando toda esta locura del coronavirus pase se pueda disfrutar de este hermoso y bendecido lugar.

“Mejor lugar para vivir y para morir”

Yhú es el mejor lugar para vivir y para morir, nuestras costumbres se mantienen y la calidad de los pobladores es única”, sostuvo Rey Jara.

Si hay un lugar para conocer después de que toda esta pandemia pase es esta ciudad precolombina de los Mbya, fundada allá por el 1904. Se sitúa a 230 km de Asunción de acceso por Caaguazú y por Coronel Oviedo. Según el intendente, es una de las más antiguas del país, histórico avei porque fue paso de las Residentas allá por los años 1690-1700, reconstruido después de la Guerra Guasu.

Su postura, más allá de hablar de los “lopistas” o “antilopistas”, es rescatar la solidaridad de su gente que se destaca desde aquella época. Recordó que allí fueron destinados 2.020 personas que no coincidían con las ideas de López y muchos intercambiaban joyas por comida con los nativos.