Con una serenidad única que solo puede venir de Dios, el obispo de la diócesis de Misiones y Ñeembucú, Pedro Collar, pide a las familias que no pierdan las esperanzas y practiquen más la solidaridad con el prójimo, pese a las necesidades que todos tenemos, en este tiempo de espera al nacimiento del Niñito Jesús.

“Hay mucha tristeza en la humanidad, tantos proyectos que este año no se pudieron realizar, niños sin poder salir ni siquiera al parque. Quedamos todos parados. Pero con todo esto debemos mantener la esperanza, tratar de ser un buen samaritano, especialmente no perder la fe, más aún ahora que se acerca la Navidad”, dice.

“Tenemos que tener en cuenta que la Navidad especialmente este año tiene que ser en familia, tenemos que preparar el corazón para que Jesús nazca en él, no solo prepararse para el festejo de forma comercial, no hay que despilfarrar, aprovechar este tiempo para perdonar y amarnos”, reflexiona el pa’i. “El paraguayo es solidario pero este tiempo afecta a todos, no gastar en cosas banales y pensar en los más necesitados, compartir es muy importante, dejar de lado el individualismo, todos nos necesitamos porque estamos en una sola barca”, he’i.

UN LIÑO MÁS

“Si uno está cultivando algo, que agregue un liño más pensando en los que no tienen nada, muchos padres de familia quedaron sin trabajo y no tienen ni qué dar de comer a sus hijos”, aseguró el religioso.

CORAZÓN

“Hay que preparar el corazón para la Navidad, no la mesa llena de comida, no publiquen esas cosas. Hay gente que está pasando mal, que no tiene nada, hasta la esperanza se está perdiendo”, dijo el pa’i.

En vez de ir caminando a la basílica, mejor ser solidario

“Tenemos que poner de nuestra parte para que esta pandemia no mate más gente, vivir la fe en la familia, rezar en familia, podemos cumplir las promesas a nuestra Madre María sin peregrinar, ayudando al menos favorecido, asistiendo a enfermos, esa también es una forma de cumplir la voluntad de Dios, siendo solidarios”, expresó.

“Pienso que la pandemia es un tiempo en el que debemos darnos cuenta de nuestra fragilidad como humanos y darle a Dios el lugar que le corresponde, esto pasa para darnos la oportunidad de una auténtica conversión, este debe ser un momento de cambio y reflexión, esto ocurre porque el hombre se aleja de Dios”, finalizó el obispo.