La pandemia se encargó de romper muchos sueños que estaban por cumplirse. El encierro provocó que se dejara de caminar en busca de un mejor porvenir para cuidarse del virus que podría terminar no solo con los objetivos, sino también con la vida misma.

Pese a todo eso, doña Clotilde Paná demostró que mientras en la mente solo palpiten las ganas de progresar y en el corazón se fortalezca la fe en la Virgen de los Milagros de Caacupé, ninguna enfermedad podrá evitar que la felicidad llegue a las familias.

Y es que esta mujer, que vive en la fracción Nueva Esperanza del barrio Daniel Escurra de Caacupé, desde el inicio del recorrido del virus hasta ahora, con un aumento en su zona, camina hasta la casa de la directora de la institución en donde estudia su hija, para que no rompa con sus sueños de ser alguien en la vida.

“Ella se pasaba llorando todos los días porque no quería dejar de estudiar, entonces nos pusimos de acuerdo y nos fuimos a hablar con la directora para que pueda retirar todos los días ahí su tarea porque nosotros no tenemos celulares”, dijo la mujer de 56 años de edad.

Doña Clotilde contó que para ello se encomendó a la Virgen de los Milagros de Caacupé para que les acompañe todos los días para que tanto ella como su hija no se infecten del virus vai y terminen el año bien sanitas.

“Ya falta poco, estamos ya terminando su colegio. Estoy muy contenta porque estamos bien y es gracias a la Virgen”, dijo emocionada la mujer.

FORTALEZA

Doña Cloti aseguró que las ganas de salir adelante y de estudiar que tiene su hija la llenó de fortaleza para hacer el mayor esfuerzo por cumplir su gran sueño. “Ella demasiado quiere seguir estudiando”, he’i.

CON NECESIDAD

Pese a que todavía no se definió si se vuelven a las clases o no, doña Cloti pidió a las autoridades que piensen en las personas como ella que tienen hijos que quieren estudiar, pero por la necesidad no pueden.

REZA SIEMPRE

La mamá luchona dijo que todos los días reza a la Virgen de los Milagros de Caacupé en agradecimiento a su protección durante todo este tiempo jetu’u que nos tocó vivir en todo el país voi.

“Yo no leo, pero quiero que mi hija sí lea”, he’i

La vida siempre fue muy difícil para esta familia. Según nos comentó doña Cloti, su infancia fue en medio de carencias, lo que provocó que no pudieran llegar a las aulas para aprender.

“Éramos muchos, no podíamos estudiar. Por eso yo le ayudé a mi hija para que ella pueda seguir. Yo no sé leer y no quiero que mi hija tampoco sepa. Ellos son nuestro futuro”, expresó.

Si bien, para estas dos mujeres empieza recién el camino de la preparación, doña Cloti dijo que están muy esperanzadas de que van a concluir cualquier etapa, por más virus que venga. “Tenemos mucha fe de que todo esto va a terminar pronto para que podamos ya hacer normal nuestras vidas”, dijo también.

“En muchas casas sobran los celulares y no aprovechan”

Según doña Cloti, la tecnología nunca estuvo cerca de ellos debido a que pertenecen a una familia muy humilde.

Señaló que no pueden acceder a un aparato ya que con lo que alcanzan diariamente se mantienen nomás.

“En muchas casas sobran los celulares y no aprovechan, nosotros no tenemos ni uno y tenemos que luchar con lo que tenemos nomás”, detalló. Explicó que por eso no se rinden pese a las dificultades que les pone la vida y asegura que tampoco piensan en dejarse llevar por los problemas.

“Así tienen que vivir las personas, yo estoy muy contenta por todo lo que logramos juntas, con mi hija”, relató.