Disfrutamos del romance impensado de Jack y Rose en la película “Titanic”. Otros, hasta lloraron y se sintieron identificados con “Secreto en la montaña”. Y algunos, al ver “500 días con ellas” volvieron a creer en esa palabra de cuatro letras: amor. Estamos acostumbrados a ver pasión, romance, ternura en las pelis yanquis. Pero la siguiente historia es más intensa, feliz y romanticona. Y no se trata de una escena del séptimo arte. Sucede en nuestro país y es real. Gustavo Chamorro (27) y Sara Chaparro (27) vencieron un miedo y él lo coronó con una sorpresa.

Hace unos días, ambos organizaron ir a pasar un buen momento en el Complejo Ecológico Techapyrã, de Caaguazú. Fueron en familia para relajarse y pasar un momento agradable juntos. De pronto, la pareja decidió subir a lo alto de un cerro y probar la adrenalina de un juego extremo para vencer el miedo que tienen a las alturas. Ambos transpiraban como testigos falsos. Y ni hablar de asomarse a mirar hacia abajo. Primero se tiró Gustavo. Ella dudaba en hacerlo, pero tomó coraje y lo hizo. Fue en ese momento que Gus sacó un anillo de compromiso y, en medio de la adrenalina y de los latidos a mil por hora del corazón, ¡le pidió matrimonio a Sara!

“Quise hacerlo en ese momento porque fue como un símbolo de que ella venció su temor a las alturas y le quise sorprender en ese momento de adrenalina y lo conseguí. Quise que sea especial y demostrar que juntos podemos vencer las adversidades, teniendo siempre a Dios presente”, contó a Crónica Gustavo. “Ella dijo que sí apenas porque todavía no salía del susto y la adrenalina aumentó más cuando vio el anillo. Nos emocionamos mucho”, agregó.

FECHA

Gustavo comentó que están viendo para que el casamiento se realice lo antes posible. “Estamos viendo el tema del protocolo sanitario. No queremos que pase mucho tiempo”, dijo.

Una ciudad que los unió siempre

Hace 3 años que Gustavo y Sara son novios. Pero ambos se conocen desde chiquitos. “Nos conocimos cuando teníamos 5 años. Fuimos compañeros en el preescolar y primer grado, nos sentábamos al lado”, recordó Gustavo.

“Luego nos separamos por varios años, pero teníamos un vínculo muy fuerte que terminó uniendo: el amor por la ciudad de Caraguatay. Cada tanto nos veíamos en los acontecimientos y en una de esas nos reencontramos, volvimos a conocernos y surgió el amor. Pasamos varias adversidades, pero nos mantuvimos fuertes por el amor que nos tenemos”, agregó. “Hoy nos comprometemos a formar una familia cimentada en el amor, en los valores y los principios que tenemos”, finalizó.

“Hay que mantener vivo el romanticismo”, sostuvo

Gustavo se convirtió en la razón de cada sonrisa, de cada latido, de esa felicidad única para Sara. En tanto que él se hizo un fanático de la mirada de ella, de su risa, de su forma de ver y hacer las cosas. Ambos eligieron amarse.

“Es la mujer que se merece todo. Quise tener un detalle especial y pensé un poquito cómo podía hacer para sorprenderla de una manera que quede para siempre. Y lo hice de esta forma. Hay que mantener vivo el romanticismo”, comentó Gustavo. “Algún día quiero que mis hijos y nietos vean estas fotos y videos y digan “qué pucha, que romántico fue papá con mamá. Es como la historia que uno cuenta siempre y tenerla grabada es maravilloso”, finalizó.