Pasó por duros momentos, pero hoy es un referente del Unicolor. Además nos habla de una tragedia familiar que le tocó pasar este año.

• Por Juan Vicente Duarte

No es un jugador mediático, pero siempre está ahí para poner garra y sacrificio en la cancha, así como siempre lo hizo en su vida misma. Milciades Portillo tuvo que remarla desde mitã’i para llegar a subsistir y luego lograr su sueño de jugar en Primera.

Nacido en Minga Guazú, este recio defensor siempre ejerció el liderazgo en los clubes donde jugó, incluso siendo juvenil. En charla con Crónica, hizo un repaso mbarete de su vida.

“Yo, como todos, comencé desde muy abajo, remando como se dice. Vengo de una familia muy humilde, donde somos nueve hermanos, pero también somos muy unidos y eso es lo que cuenta”, tiró el capitán del equipo que ahora dirigirá Celso Ayala.

Comentó también que desde muy joven se independizó pero que antes tuvo que hacer de todo, para colaborar en el sustento de la casa.

“Yo trabajaba con mi papá. Éramos paseros, traíamos mercaderías del Brasil para venderlas acá, comprábamos azúcar, queso y lo que sea necesario. Una vez que llegábamos a Ciudad del Este, prácticamente paseábamos toda la ciudad para vender nuestros productos en los supermercados, almacenes, así nos rebuscábamos siempre. Aparte de trabajar, también estudiaba y luego me iba a practicar al 3 de Febrero”, refirió.

Tras mostrar todo su valía en filas del “Rojo” del Este, a Milciades le llegó la oportunidad de venir a nuestra capital. “Yo ya me había independizado a los 18 años y luego me llamó Pablo Caballero, que le tenía a Néstor Isasi como ayudante, para venir a Independiente. Gracias a la predisposición de Eduardo Rivera se pudo dar la transferencia en el 2012. “Pasé buenos momentos, pero fuimo s al descenso y me tocó subir de vuelta a Primera con el equipo. Estuve muchos años ahí”, remarcó.

SUS CLUBES

Portillo arrancó su carrera en el 3 de Febrero, donde debutó en Primera, Independiente de Campo Grande y actualmente en Sol desde mediados del 2018.

SU FAMILIA

Milciades está casado con Karen Espínola, de cuya unión nació su hijo Christopher. “Ahora estamos esperando otro hijo”, comentó orgulloso el pelotero.

El deseo de jugar en un “grande”

Portillo, como cualquier otro pelotero también aspira llegar a jugar en un club de los denominados “grandes”. “Uno siempre aspira a jugar en un equipo grande, o salir afuera para marcar una diferencia económica, pensando en la familia. Este año tenía opciones, pero por la pandemia se volvió muy complicado. Al finales de este diciembre estaremos viendo opciones porque tengo contrato hasta junio del año que viene con Sol”, agregó.

“No encontramos explicación a este momento que vivimos”

Portillo llegó a Sol en el 2018 y actualmente el equipo no está rindiendo en el nivel esperado, algo que para el zaguero representa una preocupación. “Tenemos que ganar los dos partidos que restan. No sé realmente qué es lo que nos está pasando, no le encuentro explicación, porque tenemos un buen equipo pero los resultados no nos acampañan, creo que lo importante será que recuperemos esa confianza que perdimos en los últimos partidos”, remarcó el zaguero.

La muerte de su hermano, un momento terrible en su vida

Este año, un acontecimiento trágico enlutó a la familia de Milciades, con el asesinato de su hermano mayor de 30 años. “Fue realmente un golpe terrible. En marzo pasado entraron a su casa para robarle y lo mataron. Eso realmente afectó en forma muy dura a la familia. Cuando uno muere por una enfermedad o por otras causas naturales uno comprende, pero cuando sucede de esta manera es muy doloroso. Ahora que ya pasó un tiempo, es un ángel más para mí”, contó apenado.

“Es complicado marcar a los jugadores de gran jerarquía”

Portillo no dudó en citar a los peloteros que más le costó marcar. “Es complicado marcar a los jugadores de gran jerarquía que tienen trayectoria, como Roque o ‘Tacuara’, ‘Sa-Sa’ también, porque en un descuido te hacen un gol. De mi puesto rescato el nivel de jugadores como Paulo Da Silva y Antolín Alcaraz, por su vigencia”. Finalmente, como anécdota contó una en especial. “A veces, en medio del partido, les hablo en guaraní a los extranjeros y no me entienden un h… porque no me doy cuenta, jajaja”, concluyó.