“No encuentro palabras para describir la situación en la que viven estos niños, decir extrema pobreza es poco”, cuenta sollozando Carlos Gamarra, un profesor de primaria de la zona de Colonia Independencia, Guairá, a quien le tocó llevar la tarea a uno de sus alumnos. Allí descubrió la situación en la que viven. “Me destrozó el corazón, no podía creer que una persona pueda vivir en esas condiciones, mucho menos unos niños inocentes, me duele en el alma”, dijo el profe.

“Viven en medio de la nada, prácticamente en medio del monte, en una pieza hecha con troncos de madera, pasan frío, cuando llueve es mejor salir afuera, solamente tienen una cama, dos pares de ropa cada uno. Son dos niños y su padre los que viven allí, la mamá los había abandonado hace dos años, pero a pesar de su condición tienen ganas de estudiar, el más grande con diez años va al primer grado; la más pequeña de 6 años está en el jardín. Cuando había clases presenciales caminaban casi una hora para llegar a la escuela”, comentó.

Invadido por la tristeza de ver a estos niños sin la esperanza de un futuro mejor, el profesor quiere dar a conocer la historia de esta familia que, según dijo, no cuenta con agua potable, ni siquiera un pozo, toman agua de un arroyo cercano.

Tampoco tienen un baño, por lo que recurren al monte para hacer sus necesidades. “Lo más triste, y no me puedo sacar de la mente, es cuando me dijeron que hay días que no tienen qué comer y duermen con panza vacía, hay veces que solo comen mandioca durante el día, y otros días tienen que compartir un huevo entre los dos hermanitos”, se lamentó.

AYUDA

Aquellas personas que puedan ayudar a estos niños, pueden comunicarse con el profesor Carlos Gamarra al 0981 171420, ya que el padre de los peques no tiene celular.

SIN CAMINO

Para llegar al lugar donde vive esta familia es toda una odisea, ya que se debe pasar por un cerrito, luego cruzar un arroyo, para luego seguir por un sendero, no hay camino.

Profe pide por favor ayuda para estos niños

“Con la carita triste, no saben lo que es un juguete, su padre solo puede cultivar algunas ramas de mandioca, un poco de maíz y poroto para su sustento, cuentan con un casal de gallinas porque ni para la comida de ellos tienen y menos para darles a los animales.

Don Juan de Rosa, el papá de los chicos, tiene todas las ganas de trabajar, pero en la zona es muy difícil conseguir trabajo, no tiene forma de salir adelante, a pesar de las ganas que tiene de hacerlo”, cuenta el profe Carlos.

“Nos gustaría ayudar a esta familia especialmente por los niños, ellos no tienen la culpa de nada para vivir en estas condiciones”, finalizó el profe.