Con la prohibición de velar a los difuntos, los salones velatorios ya no tienen movimiento y por lo consiguiente tampoco ingresos

El hombre vive de espaldas a la muerte, con una actitud de negación frente a la misma. Pero la muerte es innegable, no se puede evitar. Y al enfrentarnos a ella, los rituales son cada vez menos formales. Ahora son ceremonias rápidas, es la nueva moda que se ha impuesto por la pandemia. Con tantas restricciones, ni a los muertos se les puede dar una despedida digna de esta vida terrenal. Esta situación afecta emocionalmente a las familias, pero hay también otras personas que se ven muy afectadas con la prohibición de los velatorios, personas que, paradójicamente, viven de la muerte.

Las funerarias son otra parte de la sociedad que sufre las consecuencias económicas que deja esta pandemia, ya que pese a la cantidad de difuntos que hay por día, ellos están perdiendo económicamente, ya que no hay más velorios y eso hace que sus ingresos disminuyan catastróficamente, según comentan “Realmente nos afectó muchísimo el hecho de la prohibición de los velorios, los salones velatorios no se están utilizando más, por lo que estamos recibiendo mucho menos ingresos. Antes cuando se podía velar a los difuntos brindábamos muchos servicios, había mozos que servían a la gente. A los que preferían velar a sus muertos en sus casas, les llevábamos los servicios de café, gaseosas y otras cosas, el presupuesto era más alto, ahora sin esos servicios solo se paga por el ataúd, la preparación del cuerpo y el retiro del fallecido desde la casa hasta el cementerio”, comenta Toribia Saucedo, encargada de una funeraria.

Cuervos son competencia desleal

A hora más que nunca los que más trabajos tienen son los llamados “cuervos”, se trata de aquellas personas que son contratadas por algunas funerarias y están instaladas en los hospitales esperando “cliente”. Apenas ven a una persona que sale en una camilla tapada con una sábana blanca, ya están a la pesca del familiar para ofrecer sus servicios. “Para nosotros estos ‘cuervos’ son una competencia desleal, muchas veces hasta se toman a trompadas entre ellos para ganar ese cliente. Eso es algo horrible, ellos en medio de la desesperación del familiar muchas veces se aprovechan de la circunstancia y hasta le llevan a lugares más caros”, contó doña Toribia.

COSTO

“El precio estándar de lo que cuesta nuestro servicio es de 4.400.000 guaraníes, eso ya incluye el ataúd, pero el precio de este varía dependiendo del tamaño de la persona fallecida”, cuenta.