El corazón del paraguayo es de un tamaño que no se puede calcular… Y ese amor y solidaridad que bombea en cada latido hacen florecer la esperanza de Juan Da Rosa, quien en plena pandemia y conviviendo con la precariedad y una pobreza extrema día a día, hoy sabe que su historia comenzará a escribir páginas de optimismo, de alegrías… ¡de vida!

Gracias a la publicación de este medio, él y sus dos pequeños van a dejar el monte al que el destino los arrastró, en medio de la nada y sin posibilidad de acceder a los servicios básicos. Las necesidades y las penurias comenzarán a ser sepultados por manos llenas de afecto.

Crónica publicaba días atrás una nota titulada “Peques que viven sufriendo en pleno monte”, la cual llevó a las lágrimas de empatía a muchos de nuestros lectores, quienes así lo hicieron saber en sus comentarios en las redes.

Pero eso no quedó solo allí. La solidaridad y el amor dijeron “presente” para darles un futuro. La ayuda a estos niños no se hizo esperar y gracias a las donaciones se pudo adquirir un terreno para ellos en una zona lindante con el casco urbano de Colonia Independencia, Guairá, en donde ya iniciarán la construcción de una casa digna.

Sin palabras quedaron don Juan y sus hijos, quienes ni en su más remotos sueños imaginaron cómo cambiaría su vida y la de sus pequeños hijos de la noche a la mañana, en este verdadero “milagro de Navidad”.

¡DE TODO!

“Ropas, juguetes y víveres son algunas de las cosas que les hicieron llegar gente de buen corazón a esta familia, hasta bicicletas ahora tienen”, contó el profesor Gamarra.

HACEN GIROS

Gamarra comentó que mucha gente hizo giros para aportar un granito de arena y gracias a eso se compró el terreno y se tiene ya para empezar a edificar una casa digna.

REALIDAD

El profe pidió a la gente ir al sitio para que ellos mismos puedan entregar sus aportes y “ver la realidad en la que viven estos niños”. Dejó la ubicación en la publicación.

Los chiquitos “ya no tienen caritas tristes”

El profesor Carlos Gamarra, quien dio a conocer la situación de estos pequeños, contó que se vivió un momento de profunda emoción cuando le comunicaron a don Juan que su historia había salido en este medio y que la solidaridad comenzó a brotar del corazón de la gente.

“Cuando le dijimos ,casi se desmayó Juan de la emoción. Ni se imaginaba algo así, no se esperaba. Pero lo más emocionante es que el semblante de los niños cambió totalmente. Ya no tienen caritas tristes, ahora ese rostro triste irradia felicidad que contagia”, comentó con un tono de alegría y emoción que daba todo “pirî” en la piel.

Este lunes que viene van a dar la palada inicial al proyecto

“Este lunes que viene ya vamos a dar la palada inicial. El terreno compramos por dos millones gracias al aporte de la gente solidaria. Mucha gente ya se anotó como voluntaria para la construcción. Es demasiado emocionante verles tan felices. Ni siquiera saben cómo agradecer. Las lágrimas que derraman ahora son de felicidad y ya no de desesperanza”, cuenta con orgullo y fe el profe Gamarra.

Dijo que la realidad de esta familia no es única, lastimosamente, porque hay más paraguayos que no la pasan bien. “No exageramos en nada de lo que contamos acerca de ellos, realmente al salir del lugar los que los visitaban, salían impresionados por la miseria en la que estaban viviendo, todos prometieron seguir ayudando. La verdad les llegó muy profundo la historia”, he’i.