“Nunca tuve miedo de nada” dijo el karai, quien lleva en una pierna el dedo del bebé que falleció 45 años atrás, horas después de haber nacido.

Enero de 1976. Don Gregorio –a sus 24 años– pasó de la felicidad al llanto. Su primer hijo falleció horas después de haber nacido por un problema de salud.

“Fue muy duro para mí ese momento, pero sabíamos que tendríamos que superar ese dolor porque él se fue al cielo, se volvió un angelito”, contó el karai, quien vive en Cordillera.

Al día siguiente, en medio del velorio, su mamá le recomendó que tome a su bebé como kurundu, que quiere decir amuleto, siguiendo una vieja costumbre cultural que se realizaba sobre todo en el interior del país.

“Me dijo que tome parte del dedo meñique de mi hijo y que me incruste en alguna parte del cuerpo. Y lo hice: tomé un pedazo chiquito, muy chiquito”, confesó. Esa costumbre rara es conocida como ‘mitãmi omanóva kuã’i’. La creencia es que supuestamente así el angelito protege a la persona contra todo mba’e vai.

Y hoy, 45 años después de aquel suceso, don Gregorio atribuye su sanación o al menos su protección de covid-19 ¡a su amuleto!

“Desde aquella vez me sentí protegido y nunca tuve miedo de nada. En noviembre contraje el virus y estuve mal, pero nunca sentí temor porque sabía que iba a salir de esa porque mi angelito me protege”, comentó.

“Y me recuperé. Yo no creía tanto en esto, pero eso me protege de todo. Muchas veces estuve enfermo mal y sané. Me protegió de asaltos y de ahogarme en un arroyo también”, sostuvo.

“Muchos me cuentan que conocen personas que siguen haciendo esta costumbre. Hoy ya no lo haría, aquella vez lo hice solo porque mi mamá me lo pidió. Nunca se infectó ni nada porque como te digo es muy chiquito, es como 2 centímetros”, finalizó.

RECOMENDACIONES

En cuanto al covid, don Gregorio fue responsable y dijo que lo que las personas deben hacer es protegerse y atender las recomendaciones que Salud Pública da.

CUIDADO

En muchos velorios de angelitos en el interior del país, los familiares cuidan mucho el dedo meñique derecho del fallecido por si alguien quiera quitarlos.

No cree en eso de que te hace vivir más tiempo

A diferencia de los que muchos creen, don Gregorio lleva a su angelito en la pierna y no en el antebrazo como dicen que debe ser la tradición. “Solo hay que tenerlo en cualquier parte, no importa en qué lugar”, aseguró. Muchas personas, sobre todo en el interior del país, siguen sosteniendo que incluso la persona que no se quita el kurundu hasta vive mucho tiempo por más mal que se encuentre.

“Una vez leí una historia de un señor que sufría demasiado en el hospital y pidió que le quiten el kurundu que tenía en el brazo porque ya sufría demasiado. Se lo quitaron y falleció horas después. Yo no es que sea tanto así porque Dios nos lleva cuando quiere, pero sí creo que me protege del mal”, sostuvo.

Otros amuletos debajo de la piel: santos y medallas

“Con mi testimonio no quiero decir que las personas me imiten, para nada. Era otra época. Solo cuento lo que hice hace varios años. Tal vez pronto me lo quite”, sostuvo. “Sé que mi sanación es gracias a Dios y el amuleto que llevo”, agregó.

Por su parte, son muchas las personas que aseguran que conocen personas que –al igual que don Gregorio– llevan amuletos debajo de la piel para protegerse de todo mal.

“Conocí un caso particular de un vecino que tenía un santo en su piel y pidió a gritos que le sacaran cuando estaba agonizando. Tenía una medallita y cuando le quitaron minutos después falleció”, contó Daisy Giménez en su cuenta de Facebook.