En la Orquesta Sonidos de la Tierra los chicos reciben una formación integral, no solamente aprenden sobre música sino también reciben valores y la preservación del medio ambiente.

Adriana Miranda tiene 15 años, es parte de la orquesta hace 5 años, ella ingresó a los 10 años, hoy día ejecuta como los querubines el violín.

“Ya conocía el instrumento, me gustaba y mi sueño era poder aprender a ejecutarlo, pero era difícil porque creía que era muy costoso el curso. Resignada y esperando más adelante poder aprender, fui con mi mamá a inscribirme en una academia de danza para ocupar mi tiempo”, comenta Adriana, lo primero que le viene a la memoria. Aquel día su vida cambió. Al salir vio a una niña con su instrumento caminando y no dudó en ¡correr y seguirla para ver dónde iba! “Tan grande y hermosa fue mi sorpresa que más cerca de lo que esperaba encontré mi sueño. Demás estar decir que lo de la danza quedó descartada y ese mismo día encontré mi camino”, contó.

Aquel día conoció la Orquesta de Cámara de Ñemby, una escuela cumunitaria de “Sonidos de la Tierra” que cumplió 15 años de estar en la ciudad, gracias a la iniciativa de Nicolás Argüello, quien tuvo el sueño de ver a niños y jóvenes de su comunidad, teniendo la oportunidad de formarse integralmente en lo cultural y ser de beneficio para la sociedad.

“JUNTOS, TODO SUENA MEJOR”

Se sostienen gracias a la Rifa Sonidos de la Tierra, con 40 premios y un auto 0 km. Lo recaudado se destinará a elementos de bioseguridad, kits de alimentos y medicamentos. Pedidos: en Orquesta de Cámara de Ñemby y en Instagram orquestadecamaradenembypy.

“Hay que perseverar”, recomendó la joven

“Hace 5 años corrí tras mis sueños y hoy estoy feliz y muy agradecida a los profesores y a “Sonidos de la Tierra” porque hacen posible que jóvenes como yo, a quienes nos es difícil pagar un curso y más tener nuestro propio instrumento, puedan hacerlo”, indicó la joven Adriana. Comentó que a través del programa tuvo la oportunidad de participar en varios seminarios en diferentes ciudades del país y en varios conciertos a su corta edad. “Por eso tengo la firme convicción de que los sueños están para cumplirlos, solo hay que perseverar y si tenés la posibilidad corre tras tus sueños”, aconsejó.

Relató que con la pandemia que nos tocó vivir desde el año pasado aprendieron con los profesores a adaptarse y no soltar el hilo del aprendizaje. “Es importante que se sumen a esta causa para así poder seguir haciendo sostenible el trabajo de las escuelas comunitarias de música y así llegar a más niños y jóvenes, puedan realizar sus sueños por más difícil que sea su situación”, señaló.