Los pobladores de la localidad de Itacurubí del Rosario, departamento de San Pedro, están viviendo en constante zozobra debido a la “invasión” de jóvenes adictos a sustancias alucinógenas, los famosos chespiritos.

Los lugareños no pueden dejar ni una cuchara okápe, ya que en un tesapirî, chau cuchara. Todo objeto que puede ser llevado por los adictos corre peligro de desaparecer. “No podemos dejar nada afuera, apenas oscurece y los adictos ya empiezan a recorrer por los barrios para ver qué pueden robar. Garrafa, sillas, mesa, platos, todo lo que se queda afuera amóntema”, comentó P. O. a Crónica.

Upéi dijo que “muchas personas no denuncian los hurtos por miedo a las represalias, ya que les denunciás a los ladronzuelos y enseguida salen de nuevo de la cárcel”, comentó el lugareño.

Luego comentó que un joven del lugar le había llevado todas sus gallinas. “Una vez se me robaron cinco gallinas de mi gallinero, por lo que le puse un alumbrado. Esa noche vinieron otra vez para llevarse el resto de mis aves, se llevaron en total 30 gallinas pero le pude reconocer a uno de ellos y lo denuncié. Se fue preso pero por muy poco tiempo nomás”, gatilló indignado el karai, quien tiene que encerrarse con su familia, ni bien desaparece el sol.

LA DROGA

La droga invadió totalmente la vida de los jóvenes de la localidad ndaje. La falta de oportunidades laborales y de estudio sería la principal causa.

“Le robaron cuatro chanchitos a mi hermano”, contó el karai

La gran mayoría de las familias de la zona cría animales domésticos para venderlos después para hacer un poco de efectivomi.

“Mi hermano fue uno de los últimos perjudicados, él estaba criando unos cerdos en su pequeña chacra. Los malvivientes entraron en la pequeña chanchería y faenaron los cerditos. Encima que dejaron todas las churas y la piel de los chanchos y se llevaron solo la carne”, tiró el hombre.

Este robo perjudicó bastante a su pariente. “Prácticamente le dejaron sin nada. Él estaba criando esos animales para venderlos, ya que íbamos a pintar la casa entre todos los hermanos. Aproximadamente un millón de guaraníes es el perjuicio que le hicieron a mi hermano”, agregó.