En varios lugares del país la gente todavía recurre a los payeseros o espiritistas “del mal”, principalmente para pedirles que le hagan algún “amarre” amoroso, que le curen alguna dolencia o incluso para perjudicar a alguien y que nada le salga bien.

Pero con este tema de la pandemia muchos dejaron de acudir a esos sitios, pero no dejaron su “ñañasísmo” de lado sino que lo acomodaron para que el laburo llegue a destino. Ahora ndaje se entregan ¡payé por delivery! ¡Hesúkena!

El servicio de delivery se convirtió en una salida laboral para muchos en el país. El temor de salir de las casas a causa de la pandemia hace que esté siendo más solicitado que nunca. En moto, en bici, en auto, los que realizan esta labor se las ingenian para recorrer por cada rincón del país y asegurarse que las encomiendas lleguen a destino. Y en muchas ocasiones las entregas suelen ser bastante llamativas.

Una de ellas fue entregar un ¡“trabajito” de ritual! “La gente pide de todo. Ya me tocó entregar pedidos de comidas, de ropas, de farmacias, pero lo más fuerte que me tocó fueron trabajos de rituales, payé como se dice”, contó a Crónica Santiago Riveros, quien hace 10 meses comenzó con este tema de hacer delivery. “La persona que contrató mi servicios me pidió que vaya hasta un local donde me tenían que dar algo. Era la casa de una espiritista en Luque. Allí, el hombre me dio algo que al toque pillé lo que era. Tomé y llevé a donde me pidieron. No tuve miedo, pero sí me asombré”, agregó.

“Claro que se hace y mucho luego. Un médico ñana me contrató para que lleve una caja hasta una plaza y se lo entregue a un conocido. Después nomás me di cuenta de que era un ritual cuando esta persona abrió frente a mí esa caja”, agregó por su parte Édgar Franco, quien también es delivery.

PRECIOS

Los deliveries particulares se manejan de acuerdo a la ciudad a donde van a ir. “Por lo general si el pedido de entrega es para otra ciudad, la tarifa es de 35 a 40 mil guaraníes. Depende de la distancia”, dijo Riveros

INSEGURIDAD

También comentaron que recorrer por diferentes rincones del país tiene su riesgo en cuanto a la inseguridad. “Claro que sentimos temor en ciertos lugares, pero qué le vamos a hacer, tenemos que trabajar”, dijo Franco.

“‘Mirana en qué gasta esta mujer’”

“En febrero, por el Día de los Enamorados, me tocó acercar una caja a una casa. Había sido era un trabajo de ritual. El que tenía que recibir lo tomó y rápidamente lo arrojó al suelo y se mató de la risa. ‘Mirana en qué gasta plata esta mujer’, me dijo. Yo solo me callé”, contó Santiago.

“Lo que me tocó acercar contenía frutas, velas y bebidas como champán, estaban atadas en un cartón”, explicó. “Yo hace 10 meses que soy delivery y me metí en este trabajo porque no encontré otra labor. Nunca imaginé que hasta rituales tenía que entregar”, finalizó.

Juguetes eróticos y hasta jarabe de sapo avei les tocó entregar

Édgar Franco a su vez comentó que otras cosas llamativas que le tocó entregar fueron objetos eróticos y ¡jarabe de sapo!

“Había sido la gente usa mucho los consoladores y otros objetos eróticos. Eso se ve mucho en las entregas que realizo”, contó.

“También hay una señora que cada 15 días me pide que le acerque jarabe de sapo que retiro de un lugar cerca de Multiplaza. Creo que lo usa como remedio”, agregó.

“Lógicamente es algo que nos llama la atención y sabemos lo que es porque nos piden que vayamos a comprar y que les acerquemos a sus domicilios”, explicaron.