Al surgir la posibilidad de ir a probar al fútbol trasandino, solo tenía para el pasaje y no para el viático; fue así que sus padres organizaron un torneo de truco para juntar plata y darle una mano.

• POR OSCAR PATIÑO RIVEROS

En el mundo del deporte cada protagonista libra su propia batalla para llegar al éxito, algunos tienen la suerte de encontrar caminos sin espinas; otros tienen que recorrer por senderos que provocan sangre, sudor y lágrimas. Este es el caso del delantero Luis Enrique Riveros Valenzuela, de 23 años, quien a los 18 años dejó su natal Pilar (capital del departamento de Ñeembucú) para probar suerte en el fútbol de Chile, donde hace cinco años pelea por consolidarse en la Universidad de Concepción.

Crónica habló con él y esta es su historia. “Yo nací en Pilar, pero me crié en Isla Umbú, un pueblo que está ubicado a 12 kilómetros de la ciudad de Pilar. Comencé a jugar en el club 3 Corrales de la Liga Pilarense de Fútbol a los 11 años, durante 6 años jugué en ese club con la particularidad de que yo entrenaba en Isla Umbú y me iba a Pilar solo el día de los partidos. Yo no podía, no tenía medios para ir a entrenar a Pilar, por eso entrenaba por mi cuenta en casa y viajaba para jugar. Fueron 6 años de mucho sacrificio”, contó el atleta.

Su buen desempeño permitió que sea convocado para la selección Sub 17 de Pilar y allí pudo mostrarse a muchos, lo que generó el interés de varios clubes de la capital. “Tuve varias ofertas para probar en clubes de la capital, pero mi papá no me dio permiso, hasta que un día me rebelé y le dije a mi papá que mi sueño es jugar al fútbol. Me dijo que me iba a dar permiso, pero con una condición, primero debía terminar el colegio, y así lo hice”, relató.

Tras terminar la secundaria el ex-Olimpia Carlos Guirland lo llevó al club 22 de Setiembre de Encarnación, donde hizo un gran trabajo y cinco meses después ya estaba en Chile probando en la Universidad de Concepción.

Así se juntó plata para su viático he’i

La familia Riveros Valenzuela es humilde y cuando Carlos Guirland le comunicó a Luis que existe la posibilidad de ir a probar al fútbol de Chile le dijo que solo le iban a pagar el pasaje, la “aventura” no incluía viático. Fue entonces que Basilio Riveros y Magna Valenzuela, los padres del goleador, organizaron un torneo de truco en Isla Umbú y juntaron plata para que su hijo tenga cómo sostenerse en Chile, con la esperanza de ser contratado y quedarse. “Les debo mucho a mis padres”, dijo Luis emocionado.

“Después de firmar me dieron una pensión”

“Llegué a Chile un 5 de junio de 2016 y estuve un mes a prueba en la Universidad de Concepción, en ese momento Ronald Fuentes era el DT. A los un mes me dijo que me quedaría y que debía arreglar la parte contractual con el club. Firmé por tres años, después de firmar me dieron una pensión y un sueldo de 500 dólares”, remarcó Luis Riveros.

Debutó ante 20 mil personas y contra UC

Luis Riveros estuvo en el plantel de la “U” de Concepción todo el 2016, pero no jugó, recién en la temporada 2017 pudo debutar y lo hizo nada menos que en un partido contra la Universidad de Chile, uno de los grandes del fútbol de ese país.

“Esperé mucho, pero tuve la suerte de debutar en un partido contra la Universidad de Chile, ese día hubo 20 mil personas en el estadio, fue una experiencia muy linda”, acotó.

Pero su alegría le duró muy poco, ya que al poco tiempo fue cedido al Club Naval de Talcaguano de la 3.ª División de Chile.

La pandemia lo alejó de su gente en 2020

Los años 2019 y 2020 fueron difíciles para Riveros Valenzuela, ya que en el 2019 sufrió dos lesiones muy delicadas y prácticamente no jugó y el año pasado la Universidad de Concepción lo cedió al club Arturo Fernández Vial de la 3.ª División, en lo deportivo le fue relativamente bien; terminaron en el segundo lugar, quedándose con el subcampeonato. Lo malo fue que a causa del covid-19 no pudo volver a nuestro país para pasar con su familia las fiestas de fin de año, como lo hizo siempre desde que se fue al país de Iván Zamorano, Marcelo Salas y otros grandes futbolistas.