En varios centros de salud montón de ancianos y ancianas hicieron cola para recibir la vacuna anticovid, pero otros prefieren encomendar su salud a Ñandejára y a la Virgen.

¡Por fin hay vacunas para el pueblo! Después de meses de promesas, de idas y vueltas, y de ver cómo solo el personal de blanco tenía acceso por las escasas vacunas disponibles, los abuelitos mayores de 85 también empezaron a recibir las dosis de la tan anhelada “salvación” contra el covid-19.

Muchas caras de alivio y esperanza reflejaban la alegría que tenían cientos de adultos mayores por empezar su inmunización.

Sin embargo, están también los abues que dicen que Dios y la fe que tienen en Él son suficientes para vencer a esta pandemia, aferrándose a viejas costumbres muy propias que vienen de una tradición religiosa muy fuerte. “Mi mejor vacuna es mi fe. Me encomiendo a Dios y la Virgen. No tengo miedo y no me pienso vacunar ni si me obligan. Confío más en Dios que en esas vacunas”, mencionó doña Rosalía, una mujer de 77 años que se mantiene muy activa en esta vida y que desata a la vez toda la incertidumbre con la que muchas de familias se encuentran en este momento: ¿Cómo convencer a los abues que vayan a vacunarse si ellos no quieren?

Rosalía viaja en colectivo todos los días desde Areguá hasta el Mercado 4 de Asunción trayendo para vender planteras y alcancías. Aferrada al rosario que lleva en el cuello, la abuela dice que solo la oración es la mejor vacuna que puede protegernos, “porque nadie sabe realmente qué lo que es el coronavirus”.

La “otra cara” es la que dejó ver doña María, quien aseguró que “a mis 91 años ya tuve una linda vida, ahora quiero que los que me rodean la tengan. Esta plaga es impresionante cómo está llevando a gente”. Ella, como tantos otros abuelos y abuelas, accedió a vacunarse y fue hasta el hospital de Trinidad.

“Estoy muy contento, no puede ser mejor, estoy muy feliz. Yo voy por los 86 años. Voy a poder pasear por fuera de casa. Antes no podía salir”, dijo también feliz don Fermín Sánchez al canal GEN. Fermín llamó a todos los abuelos a vacunarse.

“Nunca me puse vacuna y sigo guapa”

Doña Berta Palacios ya vivió 71 primaveras. Es de la Chacarita, recorre el Mercado 4 todos los días vendiendo golosinas, y si bien está en la franja de riesgo, asegura que “tengo que salir a ganarme el pan de cada día. No hay de otra”. He’i que porque es alérgica no se quiere vacunar.

“Nunca me puse ninguna vacuna y sigo guapa luchando hasta hoy día. De verdad no le tengo miedo a esta enfermedad porque creo mucho en Dios, salgo todos los días para ‘calesitear’ para poder mantenerme. No me puedo quejar, saliendo a vender tengo todos los días que comer”, dijo.

Asegura que hasta hoy día ella y su familia siguen invictos de esta enfermedad gracias a que ella reza el rosario y ruega a Dios por toda su familia.

Va a esperar para ser inmunizada, pero si no le toca no importa he’i

Dentro de tres meses cumple 80 años y cada semana llega desde el barrio San Pablo hasta el Mercado 4 para hacer su compras para surtir su librería. “Solita nomás me subo en la línea 13 y hago mis compras”, cuenta doña Pabla Duarte con una sonrisa que contagia.

“Dios y la Virgen me acompañan, no tengo miedo del virus, pero si me dan la oportunidad sí me voy a vacunar, mi nieta me dijo que me iba a agendar y voy a esperar a que me llamen. Pero si no me llaman no importa, me alimenté muy bien de chica, crecí tomando leche con canela no comiendo hamburguesa y papa frita. Nos sentábamos a esperar que mi mamá ordeñe la vaca y ahí mismo ya tomábamos, gracias a eso soy fuerte y sana”, dijo.