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“Enterrar a un amigo es muy doloroso”

“Enterrar a un amigo es muy doloroso”

Algunas veces no les toca solo terminar con un doloroso ritual, algunas veces ellos son parte.

Las lágrimas van humedeciendo la roja tierra. Con una pala, empieza a cavar la fosa en donde reposarán las alegrías, las tristezas, las rondas de tereré, los domingos de asado, las noches bohemias y todos los recuerdos que pasaran a vivir solo en corazón.

“Está muy difícil la situación, este virus ya nos hizo vivir de todo, hasta lo que nunca pensé hacer. Me tocó enterrar a mis amigos, fue muy doloroso”, dijo a Crónica don Abundio Acevedo (56), un sepulturero de la ciudad de Encarnación.

Su voz temblorosa, cansada y sin resignación revela el sufrimiento que ya tuvo durante este tiempo en el que la muerte toca todos los días las puertas de muchas familias y se lleva a muchas de ellas.

Para don Abundio, a quien nunca la muerte le superó, la situación que vivimos hoy lo pone en una encrucijada sin precedentes. Aseguró que en varias ocasiones ya les llegó la desesperación.

“Me llaman a cualquier hora, y me avisan que murieron amigos y vecinos. Y tengo que irme a hacer el servicio, si estoy de turno. No pensé que todo esto nos iba a traer el covid. Enterrar a un amigo es my doloroso”, expresó el hombre.

Si bien el sentimiento lo destroza por dentro, don Abundio asegura que se aguanta el nudo en la garganta y va enterrando a las personas de la forma más humana posible para honrar a todos los que perdieron esta dura batalla. “A cualquiera le puede tocar, nosotros estamos ahí para todos los que necesitan. Es un momento difícil y solo nos resta llorar y seguir, nos falta mucho todavía”, tiró el karai.

“Mi esposa y mis hijos se preocupan”

Don Abundio contó que lleva más de 26 años trabajando en los cementerios de Itapúa. Explicó que su experiencia tampoco le sirvió para cuidarse del maldito virus porque todos los días más familias están enlutadas.

“No sabemos a quién le puede tocar. Mi esposa y mis hijos se preocupan mucho por mí. Algunas veces me llaman de noche para ir, pero mi familia me ataja porque tienen miedo de que me contagie porque la mayoría de esos servicios son de covid”, dijo.

Ante eso, muchas veces tuvo que ceder el trabajo a sus demás compañeros, que si bien también pueden contagiarse, enfrentan al virus con menos años encima. “Yo soy una persona de edad y me puede afectar demasiado, por eso es que todos están preocupados por mí. Quieren tenerme todavía con ellos”, dijo el hombre.

No quieren ponerse las vacunas porque no hay “seguridad” he’i

Todos los compañeros tratan de cuidarse con las batas pero muchas veces no es suficiente dijo.

Don Abundio contó que se cuidan como pueden del maldito virus. Explicó que hay mucho trabajo ahora en los camposantos ya que de corrido llegan los finados que deja el covid en la ciudad de Encarnación.

Pese a todo eso don Abundio dijo que él está decidido a no ponerse la vacuna contra el maldito virus.

“No hay seguridad con ese tema. Ya me llegaron comentarios de casos de que hay gente que se pone la vacuna y que al final mueren por otra enfermedad”, tiró el hombre, quien vive en un ciudad que está muy al tanto de lo que pasa “enfrente”, en Posadas (Argentina), donde si se quiere, la situación también está desbordada.

Aseguró que están muy expuestos, pero prefieren cuidarse con remedios yuyos y respetando el protocolo para los entierros.

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