Doña de 87 años y con múltiples enfermedades de base, pudo salir viva de este virus que enlutó a montón de familias

POR GUSTAVO VILLAMAYOR

No solamente dolor e impotencia están sintiendo las familias afectadas por el maldito virus en esta pandemia, también, a pesar de todo, se viven momentos de alegría cuando una persona logra vencer a la muerte segura a causa de este bicho del demonio. Los adultos mayores son los más vulnerables a sucumbir ante esta enfermedad, que primeramente destroza los pulmones, ataca las zonas más débiles del cuerpo del enfermo, mata y deja avei a los familiares devastados, debido a los tremendos esfuerzos anímicos y económicos a la que son sometidos los parientes.

En el barrio Cuatro Potrero, de Encarnación, doña Julia Ortiz, de 87 años de edad, sobrevivió a esta dura prueba de vida al sanarse de esta terrible infección pulmonar. Es más, los médicos dijeron a los familiares de doña Julia de que es “un verdadero milagro” que haya sobrevivido, ya que tenía un pulmón destruido y el otro funcionando en un 30 por ciento.

“Es un verdadero milagro de vida de que mi mamá haya podido sobrevivir al covid, gracias a Dios y a la Virgen pudo reponerse, ya que lastimosamente hace poco mi hermana, de 67 años, falleció de covid. No pudo aguantar el embate del virus y falleció”, comentó a Crónica doña Lucy Román, una de las hijas de la señora Julia. Doña Julia empezó a sentir los primeros síntomas de la enfermedad y las hijas llamaron al médico que fue a verle a la casa. “Ella no quería irse por nada del mundo al hospital, nos dijo que si el Señor le tenía que llevar, la iba a llevar de su casa”, contó Lucy.

Su pareja de 93 años le dio las fuerzas

Doña Julia se encerró en su dormitorio para cumplir la cuarentena y la pasó muy mal anga, pero la presencia de sus hijos y su ména, don Constancio Román (93), con quien llevan 69 años de casados, le dio fuerzas para superar este difícil trance de la vida.

“Mi papá se instaló en la pieza de al lado para estar cerca de mamá, de quien no quería separarse. Papá no se contagió ni nada, pero se le notaba una tristeza tremenda por lo que le estaba pasando a mamá. Todas las mañanas entraba a saludarla en su pieza, con todas las medidas de seguridad por supuesto. Allí parecía que se le habría el mundo cuando la veía y hablaba con ella”, dijo doña Lucy.