El cura párroco de la iglesia San Miguel de Villarrica contó que desde lo espiritual ayudan a superar el virus.

La lucha contra el maldito virus del covid-19 se volvió más difícil de lo pensado. Las muertes aumentan, y la inconsciencia sigue cosechando cientos de nuevos positivos con hospitales colapsados.

Unir las fuerzas para llevar la delantera es la intención de las autoridades de la salud y por ello ya piensan en incluir a las casas de Dios para enfrentarle al covid-19.

El padre de la parroquia San Miguel, de la ciudad de Villarrica, Lidio Monges, dijo en comunicación con Crónica que desde el inicio la iglesia dio una gran ayuda al sistema sanitario con las campañas que realizan hasta ahora y añadió que no habría ningún problema en ayudar con la aplicación de las vacunas.

“Seguro que habrá todo un protocolo para eso. Desde que empezó toda la pandemia nosotros acá vivimos solo con la fe y la oración. Si vacunamos desde las iglesias vamos a ayudar a terminar con el virus”, dijo el pa’i.

El padre Monges contó que desde que empezó la pandemia no pararon en la parroquia ya que su intención desde un principio fue terminar con el maldito virus por medio de la oración. Con las restricciones disminuyó la cantidad de fieles en cada misa, pero ahora aumentaron la cantidad para que nadie se quede sin su dosis de fe. “La gente necesita ir a la iglesia, vienen luego junto a nosotros para decirnos que quieren venir. Con lo que hacemos, tienen la posibilidad en turnarse para venir”, dijo. Explicó que en coordinación con otros sacerdotes, hacen misas los 7 días de la semana para que la gente pueda organizarse y escuchar la Palabra de Dios aunque sea una vez a la semana.

Explicó que por el protocolo solo hasta 25 personas están asistiendo a las misas, pero añadió que hay mucha necesidad espiritual en la zona. “Veo que la gente necesita de esa ayuda espiritual, de esa fe para poder seguir. Si la vacuna es la solución para esta enfermedad, si se llega a concretar que en la casa de Dios se pongan las dosis, eso hará que más personas quieran ir a las misas”, dijo Monges.

Monges contó que la asistencia de personas de la tercera edad a las misas mermó mucho y se da justamente por el miedo al virus. “Me dicen que les prohíben venir para cuidarles, pero quieren irse a las misas”, tiró.

Explicó avei que desde que empezó el akãrasy con el virus muchas personas que no llegaron a contagiarse y hasta vencieron a la enfermedad decidieron ir hasta la iglesia para confesarse. “Les nace esa necesidad”, contó.

El padre contó que el miedo jugó en contra y aisló a muchas personas, no solo de las iglesias, sino también de los hospitales en donde se da la verdadera lucha. “Hasta a las misas ya les tienen miedo”, tiró.

La ciudad de Villarrica, departamento del Guairá, tuvo también sus duros golpes por culpa del virus. Además de ver cómo los hospitales estaban abarrotados de enfermos, muchos tuvieron que despedir a sus seres queridos y para superarlos recurrieron a la fe. “Ya tuve casos de personas que están con depresión por estar encerradas o porque perdieron a sus seres queridos y quieren venir a las misas para poder superar todo. Es difícil y nosotros no podemos cerrar nuestras puertas de ellos”, tiró el cura. El padre Lidio contó que también fue víctima del virus y se enfocó en la fe para poder vencer todas las secuelas que dejó en él el maldito virus.